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tenía en ademán de bendecir; y al levantarse dejó unos billetes de pesetas sobre la mesa. Los criados se miraban unos a otros estupefactos y algunos, con voz apenas imperceptible, se preguntaron mutuamente que había dicho el señorito Angel. Después de Angel, ofreció la señorita Cesarita dos mantas de invierno todavía sin estrenar y billetes de moneda. Luego ofrecieron los que faltaban. Hecha la adoración y la ofrenda, bajaron tocando y cantando. A la media hora ya estaban listos; y desde la misma casa de D. José partieron para la iglesia, con el fin de asistir a la santa Misa del Gallo. Lo que había dicho el señorito Ángel en latín fue: "Oh buen Jesús, yo te ofrezco mi corazón". -207-
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