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humo-. Ya se aproximaba el fin de la jota. El entusiasmo había subido en alto grado.Todos a la vez como impulsados por un resorte se pusieron de pie y con los instrumentos en crescendo y las voces vibrantes y trinantes finalizaron la última estrofa: "Virgen del Pilar no olvides que no podrían vivir, ni España sin Zaragoza, ni Zaragoza sin tí." Al terminar Ángel y Cesárea de dar la última vuelta, comenzaron los estrepitosos aplausos que se prolongaron hasta que D. José tuvo que interrumpirlos a fuerza de ademanes. _¡Recórcholis D. José! -gritó Andrés- me ha dicho Ángel esta tarde que había escrito Celestino y decía cosas muy guapas. _¿ Qué quieres decir con eso?. _¡ Recórcholis ! que nos enseñe la carta y si a usted no le paice mal, nos deje meter también nosotros los hocicos en las cosas sabrosas que ella tiene, ¡recórcholis !. Jesús y Cesárea lanzaron al aire una estrepitosa carcajada y también se rieron, aunque no de esa manera, los padres de ellos y algunos otros. Una criada trajo la carta del gabinete por mandato de su amo y éste comenzó a leer: Colegio Seráfico Apostólico de Reverendos Padres Capuchinos. El Pardo. Madrid. Madrid, 11 de Diciembre de 1.934. -202-