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Navidad. La Nochebuena de aquel año correspondió pasarla, hasta la hora de la Misa del Gallo de la parroquia, en casa de D. José y de Dña. Consuelo. Allá se dirigió, al atardecer, Dña. Remedios con su hijo Ángel y dos criadas, que llevaban en una gran cesta los dones que habían de ser ofrecidos al Divino Infante Niño Jesús. Dña. Remedios quiso adelantarse a los demás. Luego, al tocar el reloj del pueblo las nueve de la noche, hora, por cierto más misteriosa ese año que otros por haberse ausentado del pueblo la luz eléctrica. Jesús se puso al frente de sus criados, excepto el anciano Sr. Máximo que se quedó para cuidar el hogar. Iban provistos de faroles y de instrumentos: Jesús llevaba una acordeón, Andrés la guitarra, otros castañuelas, panderetas, almireces, zambombas y tapaderas que hacían de platillos. Al llegar a la puerta del corral de D. José, nada más entrar en él, los perros, atados a uno y otro lado de la puerta de la casa avisaron con ladridos a los del interior; pero no obstante a una indicación de Jesús cada criado preparó su instrumento. A otra señal del -193-