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plantar en tu corazón una nueva flor semejante a la que cultivo en el mío... _¡Flores! ¿Por qué me las recuerdas? ¿Quieres burlarte de mí? ¿Acaso pretendes aumentar más mis penas?. _¡Lejos de mí tal cosa, Ángel!. Veo que no me entiendes, ni sabes a qué flores me refiero; ¡si lo . ' supieras .... _Pues sigue, y perdona que te haya interrumpido. _Quiero decir que hace dos años brotó en mi corazón una flor lindísima; flor que tú no puedes imaginarte siquiera; contiene en sí el aroma de la azucena, la hermosura de la rosa, la fragancia de la violeta; jamás ha perdido su lozanía; y a medida que el tiempo pasa, ella crece y se desarrolla; y ¿sabes cuándo aumentan más sus aromas y su belleza?. _No, no lo sé. _Cuando en el cielo de mi alma se levantan los huracanados vientos de las pasiones y las borrascosas tempestades de contratiempos, entonces es cuando más profundiza sus raíces y más perfumes exhala; perfumes deliciosos, que suavizan todas mis penas y me dan fuerzas para sufrir con resignación y paciencia todas las molestias y todo lo adverso. _¡Qué propiedad más singular contiene esa flor!. _¿ Te extraña?. Hay más todavía; posee la virtud especialísima de trasladar mi espíritu a regiones desconocidas y allí me contemplo, montado a caballo. Me parece conversar con gentes de raza distinta de la nuestra y, ganadas para mi causa, con ellas celebrar alegres fiestas. -7-