BCCCAP00000000000000000000762

privarme de no pocas comodidades; pero... esta mañana misma leí en el Evangelio que el reino de los cielos padece violencia y quien no se la hace a sí mismo, lo perderá. _Hablas como si fueras sacerdote.-Dijo su padre.- _Cuando te vea en el púlpito, -repuso la madre– me vas a hacer llorar. _Sin duda que llorará usted, sobre todo si me encuentro vestido con el hábito capuchino y me ve con largas barbas. _¿Qué dices, Celestino?.-Interrogó sorprendido y con entereza D. José- - Que, si ustedes, me lo permiten, me retiraré del "mundo" y entraré en la Orden Capuchina. _¿Desde cuándo, hijo mío, has tenido ese pensamiento?.-Preguntó la madre-. _El Señor me llamó a esa vida en la última venida del fraile Capuchino a nuestra casa. _¡Va!.-Replicó el padre- ¡Caprichos!. Ahora veo que no tienes vocación ni para cura, ni para fraile, ni para nada. Al decir esto D. José guiñó el ojo izquierdo a su esposa. _¡Padre!. Estoy cierto que es voluntad de Dios el que abrace la vida capuchina. Si antes me dió la vocación de ser cura, fué para ir gradualmente, porque si al principio me hubiese inspirado que fuera Capuchino, de seguro que yo me hubiese amedrentado y no hubiera hecho caso de tal inspiración. _Pero, hijo mío, ¿te atreves a dejar para siempre a tu padre y a mí?. _Si la muerte me viniera a mí, o me arrancase -94-

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz