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104 »Obediencia. - Como consecuencia de las apariciones, las niñas están imbuidas de espíritu de obediencia, y no sólo lo demuestran con obras, sino también con palabras: dicen que eso es lo que recomienda mucho la visión, que la Virgen les habla de que obedezcan sobre todo a sus padres y a los sacerdotes. »He constatado personalmente algunos casos: »La madre de Mari Cruz mandó un día a su hija, que se quedara en casa; y se quedó, mientras las otras tres iban a los Pinos, a la aparición. Al decirle a Mari Cruz que no se perdiera la ocasión, que fuera con las otras ... ella respondía: No, mi mamá no me deja. -Pero, ¿no es mejor ver a la Virgen que quedarse en casa? -La Virgen me ha dicho que obedezca. »Recomendó el señor obispo (administrador apostólico) que, durante los estados de trance, se cerrara la iglesia, para evitar las faltas de res– peto que, sin mala voluntad, cometía el público en su afán de ver a las niñas de cerca; esta medida agradó a sus padres y al pueblo, pues no buscan la espectacularidad. El primer día que se cumplió la reco– mendación, las niñas, en estado de trance, se dirigían a la iglesia como de costumbre; y así, de pronto, dijeron: ¡Ah! Entonces está bien. Al salir del éxtasis dijeron: Nosotras queríamos que estuviese abierta la iglesia, pero la Virgen nos ha dicho que lo que haga el sacerdote está bien. »Ante el nerviosismo y alboroto de los numerosos visitantes, deter– minaron los padres de las niñas tener a sus hijas en casa, a puerta cerrada, una vez que sienten las llamadas, y no dejarlas salir: después de un trance, dijeron ellas que les había dicho la Virgen, que si lo man– daban sus padres, estaba bien, y que la verían dentro de casa. Y así ha sido... La obediencia en todo, aun en contra de la misma visión o con– templación, es una de las cosas que los maestros de teología mística han presentado siempre como buenísima señal. »Tenemos otras pruebas de cómo esto de Garabandal está en la línea más sana de la obediencia: »El señor párroco, don Valentín, fue un día a casa de Conchita y le dijo: "Mira, no es posible que a estas horas tengamos que estar todos esperando... Te doy un cuarto de hora: en este tiempo te iré avisando tres veces, y el último aviso, si antes no ocurre nada, será para que te vayas a la cama. Este es el primer aviso", y se marchó. Volvió a los diez minutos para darle el segundo aviso. "Si antes de cinco minutos no pasa nada, lo que te he dicho: a la cama, que ya es muy tarde". A los dos minutos de marcharse don Valentín, Conchita entraba en éxtasis 2 1. »Ese mismo día, y sin que Loli y Jacinta supieran nada de lo ocurri– do con Conchita, hice yo con ellas la misma experiencia. Estaban espe– rando la visión, porque ya tenían dos llamadas. Yo les dije: «No pode– mos esperar más, que es muy tarde. Os doy cinco minutos de tiempo: si en estos cinco minutos no pasa dana, a la cama". Cuando ya sólo 21 La Virgen se plegaba a la voluntad de quien tenía autoridad espiritual sobre las niñas, para afianzar en éstas la debida sujeción a sus mayores. Parece que ocurrió este episodio el 25 de agosto, a la una de la madrugada, y que don Valen– tín urdió este plan, de acuerdo con el cura de Ribadesella, don Alfonso Cobián, y otro sacerdote.
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