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Se fue con prisas a la montaña 551 Después me ha dicho: "Te acordarás de lo que te dije el día de tu santo, que sufrirás mucho en la tierra.. . Pues te lo vuelvo a decir. Pero ten confianza en Nosotros y llévalo todo a nuestros Corazones por el bien de tus hermanos: así nos sentirás cerca de ti." Yo le he dicho: "¡Qué indigna soy, oh Madre nuestra, de tantas gracias que me habéis dado! Y todavía venir hoy a mí, para aliviarme de la pequeña cruz que ahora tengo ..." -"Conchita, no vengo sólo por tí: vengo por todos mis hijos, con el deseo de atraerlos hacia nuestros Corazones. Dame todo lo que traes, para que Yo lo bese." Y se lo he dado. Llevaba también conmigo :.m crucifijo y Ella lo ha besado y me ha dicho: "Pásalo por las manos del Niño Jesús", y yo así lo he hecho. El no me ha dicho nada. Yo le dije a la Virgen: "Esta cruz la llevaré conmigo al convento", pero Ella tampoco me dijo nada. Después de besarlo todo, me ha dicho: «Mi Hijo, por este beso que yo he puesto en ellos, se servirá de -estos objetos para hacer prodigios; repártelos a l_os demás." Y yo así lo pienso hacer. Después de esto, me ha pedido que le diga las peticiones que me habían encargado otras personas, y yo se las he hecho. Ella continuó: "Dime, Conchita, ¡dime cosas de mis hijos! A todos los tengo debajo de mi manto." Yo le dije: "Es muy pequeño, no cogemos (cabemos) todos", y Ella se ha sonreído. '--;¿Sabes, Conchita, por qué no he venido Yo el 18 de junio a darte personalmente el mensaje para el mundo? Porque me daba pena deci– ros esas cosas. Pero teníais que saberlas, para bien vuestro y, si cumplís el mensaje, para gloria de Dios. OS QUIERO MUCHO y deseo vuestra salvación: ¡reuniros aquí en el cielo en torno del Padre y del Hijo y del . Espíritu Santo! ... Tú, Conchita, ¿nos responderás? -Si estaría siempre viéndote, entonces sí; pero si no, no sé..., por– que soy muy mala. -Pon de tu parte todo lo que puedas y Nosotros te ayudaremos, como también a mis hijas Loli, Jacinta y Mari Cruz. Me pareció que había estado conmigo muy poco... Me dijo también: -Esta es la última vez que me ves aquí. Pero estaré siempre contigo. Y con todos mis hijos. También me ha dicho: -Conchita, debes visitar más a mi Hijo en el Sagrario: ¿por qué te dejas llevar de la pereza para no visitarle? El os está esperan<l.o día y noche. · Como ya he dicho antes, estaba lloviendo mucho, pero ,la Virgen y el Niño no se mojaban nada. Yo, cuando lós estaba viendo, no conocía que llovía; pero después, cuando ya ·no les veía, estaba mojada. También le dije a la Virgen: -¡Ay, qué feliz soy cuando os veo! ¿Por qué no me llevas ahora contigo? -Acuérdate de lo que te dije el día de tu santo: al presentarte de– lante de Dios, tienes que mostrarle tus manos, llenas de obras hechas por ti en favor de tus hermanos y para gloria de Dios; ahora las tienes vacías.

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