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Se fue con prisas a la montaña 537 opinando que no consta de la sobrenaturalidad de los fenómenos, que ha examinado cuidadosamente... >> Como ilustración de eso de la «amplísima documentación» recogida y del «examen cuidadoso» hecho, traigamos .aquí una cita -hasta ahora, nunca desmentida- del P. Laffineur en «L'Etoile dans la Montagne», página 78: «Se cumplía por entonces el cuarto aniversario de las apariciones. En efecto, cuatro años antes, el 18 de junio de 1961, todo había comen~ zado... Y en cuatro largos años, la Comisión_no había tenido aún tiempo de hacer comparecer ante ella, en debida forma, ni a las videntes, ni a sus familiares, ni al mismo cura de la parroquia (ni -añadimos nosotros– ª ninguno de los testigos, por cualificados que fuesen, que se hubieran mostrado favorables a la sobrenaturalidad de los fenómenos). ¡Incon– cebible!, dirán todos aquéllos que conocen la historia de Lourdes, de Fátima o de Beauraing. Sí, inconcebible; pero verdadero, más que ver- dadero, por desgracia. . La Comisión se venía contentando con enviar tales o cuales emisarios, a algunos de los cuales nosotros conocemos, y sabemos todo el mal que han hecho en esta pobre aldea, abandonada a sí misma en medio de acontecimientos que la desbordaban totalmente.» . El P. Laffineur y sus acompañantes franceses tuvieron buena oca– sión de ver cómo se llevaba el trabajo en la Comisión de Santander, por su experiencia personal en la mañana del .día 24 de junio, siete días más tarde del mensaje, en su viaje de regreso de Garabandal. .. Quien desee pormenores sabrosos e insospechados, lea el capítulo 34 de «L'Etoile dans la Montagne» 13 : Pero volvamos nosotros a la nota. De ella nos interesa especialmente -el resto está hecho de considera– ciones y normas ya repetidas- lo que tiene de nuevo en la presentación oficial del asunto: «Hacemos, sin embargo, constar, que no hemos encontrado materia de censura eclesiástica condenatoria, ni en la doctrina, ni en las reco– mendaciones espirituales que se han divulgado en esta ocasión como dirigidas a los fieles cristianos, ya que contienen una exhortación a la oración y al sacrificio, a la devoción eucarística, al culto de Nuestra Señora en formas tradicionalmente laudables y al santo temor de Dios, ofendido por nu.estros pecados. Repiten simplemente la doctrina co– rriente de la Iglesia en esta materia. 13 El 1 de mayo de 1969, el P. Laffineur daba una conferencia en Lisieux (Francia) y en ella volvía sobre su encuentro, en este 24 de junio, con quien hacía de secre– tario, abogado, asesor y todo lo demás en la comisión: «Todas mis respuestas eran interpretadas de antemano, dándoles un sentido que no podía ser más que desfa– vorable a Garabandal... Y escuchad bien esto: cuando hube terminado mis decla– raciones (¡ que tuvieron lugar en un restaurante!, lo que es un último escándalo en materia canónica!) se me dijo: Firmad. Contesté: Yo no firmo eso. Pero entonces vi lo que nadie de ustedes podría imaginar: él, co::i su estilográfica, ¡ti pie de lo que había escrito,· puso mi nombre y apellido en letras capitales, y se quedó tan tranquilo... ¿Cómo se·nama esto en Derecho? Cuando unos amigos míos de Alemania pasaron, algún tiempo después, por Santander, se les aseguró que yo había depuesto ante la comisión contra Garabandal, y que la deposición estaba firmada por mí.»

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