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Se fue con prisas a la montaña 529 municación no pueden meterse en media página de texto manuscrito... Además, las pocas palabras que lograron captársele entonces, hacen referencia a más cosas de las que aparecen en las líneas de su mensaje. Pero vengamos al contenido, que es lo que de verdad interesa. Me parece que hay en él tres elementos que no pueden separarse, aunque sí fácilmente distinguirse: una denuncia de la pésima situación moral del mundo; una advertencia de lo . que se prepara, a causa de tal situación; y una exhortación a poner remedio, antes de que sea demasiado tarde. Denuncia de una situación - No se ha cumplido el mensaje ·de cuatro años atrás. - La copa está ya rebosando. - Son muchos los sacerdotes que van camino de perdición. - A la Eucaristía cada vez se le da menos importancia. Que el primer mensaje, el del 18 de octubre de 1961, había pasado para la mayoría, para la inmensa mayoría, sin pena nj gloria, era más que evidente. Aun los mismos adictos a Garabandal estaban ·más pen– dientes de ver o saber cosas nuevas, emocionantes, que de llevar a la práctica aquello de «hay que hacer muchos sacrificios, mucha peniten- cia, visitar al Santísimo ... ». · Pero la copa «rebosaba» por otras cosas 4 • La realidad del desmedido pecar de hombres y de pueblos (especialmente en cuanto a desenfreno de la carne) ha ido quedando tan a la vista de todos, que sobran aquí pruebas o datos ... Casi lo mismo puede decirse a propósito de la denuncia de que mu– chos sacerdotes van camino de la perdición, llevando con ellos a muchas más almas.· Los hechos están ahí, por encima de toda murmuración: muchos abandonan infielmente sus compromisos y su ministerio; otros, sería casi mejor que, los abandonaran, porque harían menos daño a los fieles, sea por sus doctrinas, ho siempre ortodoxas de cara al dogma, sea por sus opiniones, no siempre sanas de cara a la moral 5 • Aquí está una de las mayores calamidades que puede padecer la Iglesia. Ya lo advirtió Jesús: «Vosotros sois la sal de la tierra; si la sal se desvirtúa, ¿con qué se le podrá devolver su salinidad? Ya no sirve para nada; hay que tirarla a 1a calle, para que la pise la gente» (Mt. 5, 13) 6 • ' Según un lenguaje ya tradicional, la copa simboliza la· medida tolerable de nuestros pecados. Si la copa ' «rebosa», es que la medida está ya más colmada. ' Naturalmente, no se habla ·de todos los sacerdotes, ni siquiera ·de la mayoría. Para los que se mantienen en la · fidelidad sólo puede haber .elogios; alborotan me– nos que los otros, los claudicantes o extraviados; pero son los que hacen, labor... Si no .fuera por ellos, todo eso de las «planificaciones pastorales» no sería más que inútil palabrería. 6 Como complemento de esto que se dice sobre la mala situación de algunos sacerdotes, estará bien traer aquí lo· que Conchita ha escrito un día, 29 de julio de 1967, para uri joven cura francés, que le preguntaba sobre lo que la Virgen quiere de los sace·rdotes: «Lo primero, que la Virgen quiere de un sacerdote es su propia santificación . »Cumplir sus votos por amor a Dios. Llevarle muchas almas, con el ejemplo Y la oración, ya que en estos tiempos es difícil de otra manera. ¡ Que el sacerdote sea sacrificado, por amor a las almas en Cristo!
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