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522 compañía cuando llegase el esperado éxtasis), en el momento de subir al "Cuadro" me vi desbordado por la velocidad del gentío, que me llevó en volandas y acabó por tirarme al suelo, Por encima de mí, con toda mi espalda descansando . en tierra, pas~ba la gente corriendo hacia arriba. Cuando he aquí que, en al oscuridad de la noche, dos personas me asieron, una de cada mano, y, sin el menor esfuerzo de mi parte, sin notar el peso de mis ochenta· kilos, me vi de pie, pudiéndome luego guiar por el muro izquierdo de "la Calleja", pedruscos amontonados sin ar– gamasa... » Esa desbandada de la gente dejó la casa de Conchita envuelta en un extraño silencio. Sólo tres ·o cuatro personas quedaron aún allí, a la ven– tana de la cocina, deseosas de cambiar algunas palabras con la joven, que aún seguía dentro. · · -¿Qué vamos a hacer ahora, Conchita? -Ir al "Cuadro", como los demás. El encuentro con el ángel En el "Cuadro", el sos.iego se había ido imponiendo a la muchedum– bre. «Casi todos rezaban en voz alta, formando dos coros, en que se al– ternaba el español con el francés. Era algo extraordinario aquella noche, inexplicablemente luminosa, con millones de estrellas centelleantes, aun– que sin luna.. . 20 »De pronto, ante las exclamaciones de algunas personas, todas las demás levantaron la cabeza. Por el Noroeste iba subiendo una estrella, singularmente brillante... ; describió un amplio círculo bajo la bóveda celeste y volvió a su punto de partida. »Dos minutos más tarde, nuevo fenómeno: aparece otr.a estrella, que parece estar sobre la vertical de la casa de Conchita; empieza a moverse muy lentamente hacia los Pinos y ac.;:tba perdiéndose en la infinita leja– nía por encima de éstos ... 2 1 »Poco después, cuando la gente se entregaba a comentarios sobre tales fenómenos, sacude a toda la multitud el aviso de que ya llega Con– chita. Aparece, efectivamente, allá abajo, en el comienzo de "la Calleja", rodeada de linternas y protegida por una escuadra de guardias civi– les ... 22 Caminaba con tal rapidez que sus guardianes venían jadeantes 23 .» («L'Etoile dans la Montagne», pág. 70.) '° El corresponsal de «Le Monde et la Vie» coincide en la misma observació;.1: «A partir de las nueve de la tarde, la noche fue extendiendo su magnífica bóveda estrellada.» 21 El tantas veces citado don Juan Alvarez Seco, brigada de la Guardia Civil en Puente Nansa, ha dado también su testimonio sobre estas dos estrellas que se vieron en la noche de Garabandal, «esperando ' a Conchita entre las 23,30 y las 23,45 del citado día 18 de junio». La primera estrella «fue vista con mucha intensidad, muy reluciente y de color de oro; salió como del suelo hacia arriba... La otra, de menor intensidad, se movió más horizontalmente...» . · 22 El enviado de «Le Monde et la Vie» habla de seis guardias; el de «¿Por qué?» dice que siete. 23 También al periodista p.e «Le Monde et la Vie» le llamó la atención el paso rápido con que marchaba la jovencita.

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