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502 Que sanarán los enfermos que estén allí, incluso los pecadores, porque, según la Virgen, "también son hijos sujos" .» * * * Hay una cinta magnetofónica, grabada por don Plácido Ruiloba en Garabandal el 16 de enero de 1963; se le pregunta a Conchita por una carta que la niña decía haber escrito al obispo: -¿Le ponías la fecha del milagro? -No, porque entonces no la sabía. -¿Y desqe cuándo la sabes, desde la semana pasada? -No, desde ésta 39 • Yo, al obispo, le dije en qué va a consistir, no la fecha, y otras cosas ... (Sinceramente, confieso que no sé qué alcance exacto tiene en boca de Conchita esto de «saber ya la fecha»: juzgue el lector, por otro pasaje de la conversación grabada): -Y a todo esto, ¿qué dice tu hermano Serafín? -Me dice que si no es cierto lo del milagro, que diga claramente la verdad, que él me saca de aquí y me lleva donde yo quiera. Pero ¿por qué Serafín puede pensar así, si ayer mismo le dije la fecha? -Bueno -replica el aludido--, tanto como la fecha, no me has di– cho; me has dicho una cosa, un acontecimiento, que si sucede, ya sé que viene el milagro. El mismo Serafín, después de leer todo esto en la l.ª edición, quiso darme algunas aclaraciones; nos vimos en su casa-mesón, en mayo de 1976. Por enero de 1963 (al estallar la crisis de que hemos hablado en el capítulo X de la 2.ª parte, y ante las negaciones de las otras niñas), él creyó que debía intervenir resueltamente cerca de Conchita, como her– mano mayor y «el hombre» de la casa. Una noche, estando en familia en la cocina de la casa, le dijo a Conchita: «Tienes que decirnos de una vez lo que hay en todo esto; no podemos seguir así. Y no temas por lo que vaya a suceder... Yo estoy dispuesto a sacarte del pueblo y llevarte donde tú quieras; y si quieres estudiar, también nos arregla– remos.. . Pero necesitamos saber la verdad. Todo esto de las aparicio– nes: ¿es verdad, o es cosa que habéis inventado vosotras?» escrito y un buen trozo del velo con que se le había cubierto el rostro después de muerto. Llevaba tales dones el franciscano-capuchino italiano Padre B. (segura– mente el P. Bernardino Cennamo, muy relacionado con el P. Pío y también con el que había sido su secretario y ayudante, P. Pellegrino; éste era quien firmaba el mensaje, transmitido oralmente por el P. Pío un mes antes de morir: en el mensaje aparece la fecha «22-Ag.-68»). Conchita aprovechó aquel encuentro para preguntar: «¿Cómo es que la Virgen me dijo que el P. Pío había de ver el Milagro? Padre B.-«El P. Pío lo vio antes de morir. El mismo nos lo diio.» Estos y otros detalles sobre el asunto Conchita-P. Pío pueden verse en el fo. lleto francés «Conchita parle du P. Pío», que ha editado el mencionado sacerdote A. ~ombe. 39 En una carta de Maximina a la familia Pifarré acabo de descubrir este dato (la carta es del 15 de enero): «Mira, Asunción, no se lo digas a nadie; pero hoy me dijo Conchita, viene donde mí y me dice: Mira, tita, no se lo digas ni a mi mamá; pero hoy me diio ya el Angel la fecha del milagro. Lo sabe ella y el her– mano mayor nada más.»
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