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48 En esta nueva hora de Visitación, el paso de la Virgen Peregrina 2 fue mucho más ligero que el de antaño, y sólo los ángeles pudieron darse cuenta de que Ella pasaba, de que Ella se nos venía... Un encuentro de amor Caía la tarde, estival y festiva. Era la hora, en lejanos conventos o monasterios, de estar rezando las Vísperas 3; y muchos labios irían repitiendo entonces, para terminar, el rezo, ¡precisamente las mismas palabras con que la cristalina viajera de la primera Visitación había desahogado toda su intimidad en el inter– cambio de salutaciones con Isabel!: «Mi alma engrandece al Señor, y mi espíritu salta de gozo en Dios mi Salvador, porque ha puesto los ojos en la insignificancia de su sierva. Sí, desde ahora me llamarán bienaventurada todos las generaciones, porque grandes cosas ha hecho por mí el que es Todopoderoso .. . Su misericordia se extiende de edad en edad ... El ha desplegado la fúerza de su brazo: para desbaratar a los soberbios de corazón, para levantar a los humildes... » (Le. 1, 46-55). En Garabandal no había quien rezara Vísperas a aquella hora, y aunque alguien hubiera habido, imposible para él captar entonces la impresionante dimensión de actualidad nueva que iban a tener allí, y a partir de aquella hora, las viejas palabras de la que, en la «plenitud de los tiempos» 4 , se había ido con tanta prisa a la Montaña. Hacia las seis de la tarde -tarde larga de un julio que se acababa de estrenar-, un amplísimo murmullo de expectación y curiosidad lle– naba todo el pueblo: muchos daban vueltas por sus· calles, muchos asomaban por su iglesia..., todos buscando estar lo más cerca posible de las niñas cuando llegase la hora de... ¿quién lo podría decir? Ellas, después del rosario del pueblo, que se había rezado a las tres, habían bajado hacia Cossío, para ver si venían unos hermanos de Conchita a los que se esperaba; pero se encontraron por el camino a mucha gente: «nos paraban, y nos hacían regalos: cajas de bombones, rosarios, caramelos, etc., ¡muchas cosas!»,· y un vehículo de los que subían, las recogió antes de que llegaran a Cossío y las devolvió a Ga– rabandal. 2 Con esta advocación tan bella de Virgen Peregrina se honra a María Santísima, precisamente el 2 de julio, en la villa leonesa de Sahagún. Su hermosa imagen -e iglesia- es de lo poco que queda de un antiguo convento de franciscanos; se la saca en procesión, adornada todavía con telas que fueron de un traje de corte de la reina de León doña Urraca (1077-1116) . 3 Es una parte del Oficio Divino, o rezo litúrgico de la Iglesia; su «momento» propio es el de la tarde ya adelantada. 4 Expresión de San Pablo en su Epístola a los Gálatas: «Al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios desde el cielo a su mismo Hijo nacido de mujer... » (4, 4).

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