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Se fue con prisas ¡¡ la mor:.taña 37 donde nos preguntó, llamándonos una por una, a ver si coincidíamos 21.» El examen debió de resultar plenamente satisfactorio, pues don Va– lentín, al salir con las niñas al pórtico, dijo a la gente que esperaba: «Hasta ahora TODO PARECE DE DIOS». Podemos imaginarnos la alegría de toda aquella buena gente. ¿Cómo habrá Dios distinguido así a Garabandal? ¿Qué querrá de nosotros? Ahora nos van a mirar con envidia los que hasta ahora nos miraban casi con lástima... Ha llegado un sábado, el primero desde el comienzo de los sucesos, el último de este mes de junio memorable; ¿habrá algo especial en este día de la semana, especialmente consagrado a la Virgen? Sólo viene un ángel, que no habla; pero, ¿no tendrá algo que ver con Ella? ¡Tanto invocarla con el rezo de las avemarías y las salutaciones de la letanía, lauretana! \ Durante las primeras horas de la tarde, el camino que sube a Ga– rabandal siente el continuo paso de gentes que van hacia el pueblo en busca de... ni ellos mismos sabrían decirlo. No hay sólo curiosidad en los que así llegan, caminando sudorosos y con fatiga. Bastantes de ellos han tenido que dejar sus faenas de labriegos, urgentes en aquella sazón de la recogida de la hierba. Pero lo que dicen c;,ue ocurre en Garabandal está por encima de todas las urgencias: nunca ha ocurrido cosa igual por allí, y quizá. .. ¿ Cómo desperdiciar la gran ocasión? Cuando las niñas, «acompañadas de toda la gente del pueblo», lle– garon al lugar de costumbre, se encontraron con los muchos forasteros «que se habían adelantado para coger puesto y vernos mejor». Y no hubo tiempo de rezar el rosario. El ángel se presentó ipme– diatamente, y las cuatro niñas fueron arrebatadas de cuanto se movía en torno suyo: solas ellas con el ángel solo, en el esplendor de aquella maravilla... El seguía sin hablar, regalándolas con su mirar y su sonri– sa; pero hoy tenía debajo de él unas líneas escritas que ya querían de– cir algo. La primera línea empezaba: <,HAY QUE... »; y más abajo se. veía una serie de letras mayúsculas, que según entendieron poste– riormente las niñas, eran números romanos, designando una fecha 22 • <<-Nosotras le preguntamos qué quería decir aquello. El se son– reía... pero no nos dijo nada. Cuando se terminó la aparición, nos llevaron los mozos del pueblo en un carro, para que no nos atropellara la gente, y así, no nos besaron. 21 Lo que va entre comillas, si no se advierte otra cosa, está tomado del diario de Conchita. 22 Una nota (me parece que del P. Ramón Andréu, S. J.) en la edición del diario de Conchita dice así: «En carta escrita por Conchita al señor William A. Nolan, de Illinois (U. S. A.), se precisa la descripción en los términos siguientes: "Las primeras veces que le hemos visto, no nos ha dicho nada, hasta el día 1 de julio. Antes del 1 de julio traía a los pies un letrero, pero no entendíamos bien lo que decía. Las palabras que sí entendimos fueron éstas: En el primer renglón: HAY QUE... Y en el último renglón: XVIII-MCMLXI. Esto es lo que hemos entendido." Es una alusión, como se comprobará más adelante, al mensaje del 18 de oc– tubre de 1961.»

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