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32 Es evidente que las mnas van siendo preparadas para algo... El primer día, 18 de junio, es el día del toque de atención: fulgurante toque de atención, que debe despertar a aquellas criaturas, de tan reducidos horizontes, hacia un mundo de realidades misteriosas, de las que ellas no tienen más que vaguísimas referencias de catequesis. El segundo día, lunes 19, se las hace pasar por la experiencia de que «no está en que uno quiera, o uno corra.. .» (Rom. 9, 16), es decir, que no depende precisamente de ellas lo que pueda ocurrirles en aquel orden de milagrosos contactos con el Misterio: todo depende de Al– guien que está muy por encima; pero al mismo tiempo se les da, para que no caigan en nervioso desconcierto, la seguridad de que lo que han vivido la víspera es cosa muy real, que tiene finalidad y sentido, y que sólo es el comienzo de algo... Para este algo se las prepara más directamente el tercer día, 20 de junio, con el fenómeno de la luz envolvente y cegadora, que les tapa el camino y las aisla de todo. Su espíritu y sus ojos deben ir estando en forma para pasar con una especie de fácil naturalidad, del mundo de las realidades cotidianas, nada deslumbrantes, a un mundo superior, de maravilla y transparencia. En este mundo de Luz habrán de encon– trarse solas frente .. . a lo que sea, extrañamente lejos de todo aquello que forma su «circunstancia» de cada día. Por eso, también su camino, el camino previsible para cuatro pobres chicas de pueblo, quedará borrado tras el misterio de esa luz que envuelve un destipo nuevo, de momento bien guardado en los secretos designios de Dios. Se compren– de la sensación de susto y sobresalto en las niñas... y su gritar, que me parece una tan inconsciente como patética petición de ayuda y expli– caciones. Nunca es sin dolor que a uno le arranquen bruscamente de lo que está formando su vida. Comienza el revuelo de gente Cuando las cuatro niñas se encontraron de nuevo, como si nada hubiese ocurrido, sobre el suelo normal de la calleja, se estaba hacien– do ya de noche -eran las nueve y media- y desistieron por eso de su proyectada visita a la iglesia. Apenas pc:Jían hablar, de la impresión. Acordaron al separarse no decir a nadie nada. No las podrían comprender. Por eso, en casa, sus respuestas a las preguntas familiares fueron evasivas... y se llevaron intacto su secreto al silencio de la cama. Mas pronto comprendieron que no podían cerrarse así. El encargo del párroco era terminante: comunicarle en seguida cualquier novedad que hubiese. Querían obedecer, pero ¿cómo? El estaba en Cossío, a seis kilómetros de camino solitario .y difícil; sus padres no las dejarían ir solas ... No había más remedio que decirles a ellos lo ocurrido; y así lo hicieron, seguramente en la mañana del día 21. Los informes, estrictamente confidenciales, llegaron en seguida a don Valentín; pero algo debió de «filtrarse», porque a lo largo de la jorna– da fue creciendo la expectación en todo el pueblo. Hasta ahora los ex– traños fenómenos de la calleja no habían tenido testigos; pero en esta
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