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Se fue con prisas a la montaña 15 Al fin, suenan las campanas. Primero, para la misa; más tarde, para el rosario: sin misa y rosario, bien compactos de asistencia, ¿cómo entender una jornada festiva en Garaba;ndal? Para la mis¡a llega don Valentín Marichalar, cura de Cossío 6 .y encargado de esta parroquia de San Sebastián, que le cae a unos seis kilómetros de mal camino; para el rosario sirve cualquier fiel, con tal que tenga algo de gracia para dirigirlo y no se equivoque ni en los misterios ni en la letanía. La misa puede ser a cualquier hora, según la disponibilidad que tenga el .señor cura; pero el rosario hay que rezarlo poco después de comer, porque a esa ho::-a están libres todos y, quizá aún más, porque hay que dejar a la gente tiempo de divertirse o expansionarse. Los jóvenes han mo::itado esta tarde un pequeño baile en la .calle Caballera, aunque algur-os de ellos hablaban de bajar'a Cossío 7 o a Puentenansa (Garabandal no sabe todavía ni de cines, ni de televisión, ni de salas de fiesta); íos hombres hacen corro en cualquier sitio, o charlan a voces en la taberna; de las mujeres, enlutadas bastantes de ellas, han continuado algunas en la iglesia, otras intercambian parlo– teos, de camino hacia sus casas, o . bien pasan un rato sentadas con las vecinas en los poyos que hay a los lados de las puertas... Los niños, como siempre, juegan... donde pueden y como pueden, huyendo de la quietud, del silencio y de la soledad; por eso andan casi todos, ellos y ellas, por la plaza. En un grupo de ellas los juegos o los entretenimientos no deben de ser muy «divertidos», pues una, more– nilla, de coletas, bastan:e agradable y ya mayorcita, por salir de aquel aburrimiento en que se está acabando la tarde de este domingo como otro cualquiera (¿o es ya cosa de las insatisfacciones y vagas apeten– cias o ensueños de la adolescencia?), tiene de pronto una ocurrencia, que se apresura a deslizar e::i el oído de la que está al lado... Ella misma lo «confesará» meses más tarde s. 6 Es un pueblo, no muy grande, pero de cierto •abolengo, que ha dado origen a ilustres apellidos. Está en la confluencia del río Vendul con el Nansa, sobre la carretera que desde Pesués (estación del- Ferrocarril Catábrico), en la ría de Tina Menor, sube hasta el puerto de Piedras Luengas .(soberbio mirador al pie de Peña Labra), para ir descendiendo luego hacia Cervera de Pisuerga y Palencia. San Sebastián de Garabandal, a diferencia de casi todos los pueblos de la costa Cantábrica, no tiene barrios ni caseríos dispersos; todo él está bien agrupado, y como al amparo de la torre de su iglesia. Aunque no se le haya cantado nunca, como a Jerusalén, Garabandal está igualmer:te fundado como aldea «bien com– pacta»... Esperemos que también hasta allí puedan ir subiendo, pronto, y con toda alegría, las tribus del Señor: 7 Prefiero escribir Cossío, en vez de Cosío, porque me parece más genuino y tradicional. Como alguien :¡ue pudo leer el original del libro, me ponía reparos, escribí al abogado de Santander, don Miguel González-Gay, rogándole que se infor• mara bien sobre el. asunto ::on personas competentes de la tierra, y él me contestó con una diligencia que agr:cdezco: «He consultado con mi prima María del Carmen, muy bien informada sobre ge– nealogías de la Montaña; ella me ha mostrado los libros de Escagedo Salmón, es– pecialista en temas de la "tierruca", que tiene obras tan interesantes como "Solares Montañeses", "Valle de Cal::uérniga", etc.: ahí viene el pueblo de Cossio, escrito con dos ss y sin acento. Afirma que de ese pueblo salió el apellido Cossío, que llevan algunas familias de la Montaña, aunque en algunas se haya suprimido ya una de las eses. •En consecuencia ¡::uede usted mantener que el verdadero nombre del pue– blo es como usted lo escribe: "Cossío".» 8 Se trata de Conchita González. Es la última -única hembra- de los hijos de Aniceta González, una muje:- del pueblo que ha perdido tempranamente a su marido.

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