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Se fue con prisas a la montaña 193 cumplir. Pues bien, estando así ellas paradas delante de mí, de pie y en éxtasis (es de sobra conocido que durante sus trances no veían nada fuera de su campo misterioso de visión), yo le entendí a Loli: "¿Por qué nos cierran la puerta de la iglesia? ¡No venfamos a hacer nada malo en ella...! Si no nos la abren, ¿no volveremos a entrar en ella?" Yo, como si pudiera entrar en su diálogo, dije: "Tenéis razón; pero hay que cumplir órdenes". Y una señora presente me contestó: "Usted no hace más que cumplir con su deber". «Soy testigo de excepción de este hecho, y se puede comprobar cómo las niñas, a partir de este día, no volvieron a entrar en éxtasis a la iglesia, para cumplir con las disposiciones del prelado; se limitaban a dar vueltas alrededor con quienes las acompañaban, rezando el rosario, o cantando la salve... incluso cuando vinieron los casos de comunión extática, de manos del ángel, esto nunca oct:.rrió dentro del recinto sagrado, sino, a lo más, en el pórtico.» Para revivir mejor el ambiente de Garabandal por estas fechas del verano de 1961, quiero recoger aquí unos datos significativos de los úl– timos días de agosto. Del día 29: «Entró en éxtasis Conchita a las once y le oí preguntar: "¿Todos los sacerdotes son buenos?"... Hizo un gesto de admiración. Yo le pregunté luego por aquel gesto, y me dij:> que no lo podía decir. Pero al fin me explicó que le había dicho la Virgen que, efectivamente, no todos los sacerdotes eran buenos.» Del día 30: «Salió (en éxtasis) Conchita de su casa a las 12,10; dio tinas vueltas por el pueblo. Junto a la puerta de la iglesia le oí decir: "Yo creía que todos los jesuítas eran buenos"... » (De las notas de don Valentín Marichalar.) Pienso que esta especial mención de los jesuítas se debió a su espe– cial trato con los hermanos Andreu. En estos días hubo varios éxtasis de Loli y Jacinta, en los que no tuvo parte Conchita, a pesar de estar presente Entonces don Valentín se servía de ella para preguntar a las videntes. Y anota el señor cura: «Si Conchita hacía las preguntas de palabra, no se ent.eraban las del éxtasis; tenía que hacerlas mentalmente. Lo mismo pasó el sábado an– terior (seguramente el día 19), cuando Jacinta salió del éxtasis y Loli siguió en él: Jacinta preguntaba mentalmente. «Volvió a repetirse en la noche del 30 de agosto al 1 de septiembre: Conchita, normal, hablaba de pensamiento con Jacinta y Loli, en éxta– sis, y éstas respondían de palabra.» ...................................................................... Cuando la carta certificada de don José Ramón .llegase a la curia de Santander, el señor administrador apostólico, monseñor Fernández, de– bía de tener ya preparado el primer documento público sobre los acon– tecimientos de Garabandal. Lo publicó el «Boletín Oficial» de la dió– cesis, en su número de agosto de 1961, pág. 154. Lleva la fecha del día 26, y dice así: «Ante las constantes preguntas que se nos hacen acerca de la na– turaleza de los sucesos· que vienen ocurriendo en la aldea de San Se-
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