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Se fue con prisas a la montaña 189 No me extraña que don José Ramón, después de referir lo ocurrido, se desahogue así: «¡En verdad que es un buen programa de estudio y actuación para una Comisión que se encuentra ante hechos de tanta gravedad! Allí se daba, como en el Pretorio de Pilato, un lavatorio de manos ... Mientras tanto, en el obispado estarían muy creídos de la buena fe de médicos y sacerdotes, y sobre esta base se cimentarían luego las «notas» que todo conocemos». * * * Como lo. que apunta el señor cura de Barre, en sus memorias es de mucha gravedad contra la Comisión, yo he bus:::ado desmontarlo o con– firmarlo con otros testimonios, y he aquí algunos que he recogido: -»Por las impresiones que recibí de otros y por lo que yo mismo pude observar algún día, tengo que decir que el proceder de los de la Comisión no estuvo a la altura del encargo recibido. No se aplicaron a observar personalmente, y muy de cerca, las cosas ... ni se informaban de las mismas niñas, ni del párroco. Sé de una de las pocas veces que subieron, que durante el éxtasis de las niñas ellos pasaron el rato en la sacristía, charlando, fumando y tomando a chacota aquellos fenóme– nos.» (Un párroco de León.) -«En cuanto a los comisionados médicos, puedo decir que ninguno de ellos subió a Garabandal más de cinco veces. Así como tampoco se molestaron en quedarse, para observar mejor a las niñas y el ambiente.» «De los sacerdotes que se decían comisionados, yo conocí por pri– mera vez en Garabandal, el 22 de agosto de 1961, al señor Odriozola (hoy canónigo) y al señor Del Val (hoy obispo auxiliar). Tampoco ellos se molestaron mucho en observar personalmente los hechos, habiendo sido testigos, el que más, de media docena de éxtasis, siempre, claro está, que se desarrollaran a horas no intempestivas ... » (Un médico de Santander, en carta del 30 de mayo de 1970.) -«Sé por Ceferino, el padre de Loli, que los de la Comisión subie– ron muy contadas veces al pueblo, y quizá nunca todos. Y Loli me dijo cuando estuvo en el colegio de Balmori (Asturias), que no hablaban con ellas ... que se contentaban con lo que deda la gente del pueblo o alguno de los forasteros.» (Don José Ramón García de la Riva, en carta del 1 de junio de 1970.) -«Hago constar que durante el año de 1961, a los médicos de la Comisión sólo los he visto por Garabandal tres días.» «Uno, cuando me dijo el señor Rocha, de Saltos del Nansa, que ese día no llegarían las videntes al "cuadro", porque el doctor Morales las pararía e hipnotizaría en la calleja, con el resultado que ya se sabe... » «Otro, el 18 de octubre, cuando el primer mensaje; entonces iban custodiados por la fuerza para que · no se les molestara, pues en el pueblo estaban indignados a causa de su actuación.» «Y el tercero, la noche que estuvieron en Garabandal, cuando todo el vecindario dormía, por ver si podían llevarse clandestinamente a las videntes para Santander.» (Don Juan Alvarez Seco, comandante de la Guardia Civil en la zona de Río Nansa, que v:giló personalmente desde el principio todo lo de Garabandal.)
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