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178 suena distante. Como si bajara de los montes. Es como un silbar o bramar que grita: Va ..., Va ..., Va ... ".» * * * Me pregunto de nuevo cuál puede ser el misterio de esa voz, pode– rosa y estremecedora. Que fuera el Enemigo quien tratase de conturbar así a las pequeñas, nada sería de extrañar: en la vi.da de no pocos santos tenemos sobra– das pruebas de lo que él es capaz de hacer -con toda clase de inter– venciones sensibles- para asustar o entorpecer en su camino a quienes de veras marchan hacia Dios ... Pero ya hemos indicado lo que parece oponerse a una interpretación así. ¿Habremos entonces de entender la tal voz como venida de lo Alto? No pocas veces exalta la Escritura la fuerza creadora o arrolladora de la voz de Yahvé, el Señor. Muy especialmente en el salmo 29: «¡La voz de Yahvé sobre las aguas! Sobre la inmensidad de las aguas truena el Dios de la majestad... La voz de Yahvé troncha los cedros y hace saltar al Líbano... La voz de Yahvé hace estallar llamas de fuego .. .; retuerce las encinas, despoja las selvas. La voz de Yahvé sacude el desierto, el desierto de Cades». Mas si la extraña voz que bajaba de los montes sobre Garabandal procedía del Altísimo, ¿por qué conturbaba así a las niñas, sin declarárse}es? ¿Es que tenía una finalidad misteriosa, que sólo posteriormente habría de ser desvelada? En este caso, quizá podamos atribuir a la tal vaz cierto signo «apo– calíptico» 23 • Como aquel tocar de trompetas en el capítulo 8 del enig– mático libro, cuando va adquiriendo ritmo acelerado el despliegue de la acción del Cielo contra la potencia anticristiana del Múndo y del Abismo; y más todavía, como aquel triple «¡Ay!» que se lanza en adver– tencia sobre los hombres, demasiado entregados a «sus cosas» ... 24 ¿Ha venido también Garabandal como marcado por este signo de llamada de atención hacia cosas imprevistas «que pueden suceder pron– to» (Ap. 1, 1)? Otra vez en famillarldad con la Madre La testigo doña María Herrero de Gallardo sigue informando sobre lo que ella vio el primer día de su estancia en Garabandal (17 de agosto, jueves). «Después de varias vueltas muy rápidas por el pueblo -a veces cambiaban de dirección tan bruscamente, que más de una vez choqué 23 «Apocalipsis» -revelación- es el nombre del último libro de la Sagrada Es– critura. Resulta muy difícil de interpretar. Parece que en él, a través de grandes cuadros, visiones y símbolos, se nos quiere dar el misterioso curso de la Obra de Cristo en la tierra y su consumación o triunfo final, en orden a fortalecernos en las dificultades, con la seguridad de que no estamos solos, sino que la mano de Dios gravita con pulso firme sobre la marcha de los acontecimientos. 24 «Vi y oí a: un águila que volaba por medio del cielo, diciendo con poderosa voz: "¡Ay, ay, ay, de los moradores de la tierra, por los restantes toques de trom– peta de los tres ángeles que todavía han de tocarla"» (Ap. 8, 13). El texto latino nos da así las ·exclamaciones del águila: ¡Vae, Vae, Vael
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