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Se fue con prisas a la montaña 173 Anotó el P. Andreu: «Iba a salir a misa; me estaba poniendo el amito, cuando me llamaron: "Corra, Padre, corra, que vienen las niñas extasiadas".» El Padre dejó de momento la misa y se fue a observar el fenómeno. Estuvieron recorriendo el pueblo durante un breve rato, y luego mar– charon hacia la iglesia. Al Padre debió de extrañarle que estuvieran sólo tres -Jacinta, Loli y Conchita- y aprovechando, seguramente, una de las pasadas, entró en casa de Mari Cruz, a ver qué ocurría. La niña le dijo: «Me da mucha pena; a mí no me ha llamado la Vir– gen.» Pero se unió al Padre, y fueron a la iglesia en seguimiento de las tres extáticas. Las encontraron caídas en tierra, en un grupo de sin– gular belleza. El Padre tiró de agenda o cuadernillo, y empezó a anotar lo que lograba entender de su misterioso diálogo: «-¡Ay, qué voz! No conozco esa voz. (Hasta la fecha, las niñas sólo estaban- habituadas en su trances a la voz de la Virgen y, aunque mucho menos, a la de San Miguel.) Dime: ¿quién eres? (Se repitió esta pre– gunta con angustia) ... 11 ¡Ah! ¡Eres Andreu!... Loli: -Sí, es tu voz; pero ahora es más fina. ... Queremos verte. ¿Por qué no te vemos? ... Saca una manó ... Dinos qué viste en los Pinos cuando dijiste: ¡Milagro, milagro, milagro, mi:agro! ... ¿En la rama del árbol de enmedio? ... Iré a verlo y cogeré una corteza. (Seguramente la voz misteriosa acababa de decirles qué había visto y el lugar preciso de la visión.) ¡Qué contento estarás ahora! ... 12 Ya sabe~os las últimas palabras que dijiste: que era el día más feliz de tu vida. (Se produjo un largo si– lencio, durante el cual ellas parecían escuchar con atención)... Ya hay un San Luis: San Luis Gonzaga ... ¡Ah! ¡Claro! San Luis Andreu... Yo me figuro que el cielo es llano, como una ropa tendida 13 • (Salida muy propia de una hija de la montaña, que asocia la vivencia de la mono– tonía y la fatiga cotidiana a un suelo accidentdo, de difíciles caminos, en continuo subir y bajatj ... -¿Te cortas el pelo?... Entonces lo tendrás muy largo. ¿Y comes?.. . ¡Pues estarás bien delgado! ... 14 ¡Ah, claro! ... (Preguntas en torno al mis– terioso estado del difunto; la exclamación final indica que él les dio ciertas explicaciones, con las que parecieron quedar satisfechas.) -Está aquí tu hermano. Pero está diciendo misa, porque le ha to– cado ... ¿Qué está con nosotras? ¿Al lado de quién?... Ya se lo pregun– taremos después, a ver si es verdad. (Hemos dicho repetidamente que durante los trances las niñas no veían nada que estuviese fuera de su 11 En esta transcripción del diálogo, los puntos s:.ispensivos corresponden a las pausas que hacían las niñas, y que se debían, sin duda, a que ellas estaban en– tonces escuchando a su interlocutor. 12 Clara alusión al estado de bienaventuranza en el que entran las almas de ,los justos ya antes de la resurrección de sus cuerpos. · 13 Se entenderá cabalmente esta comparación, teniendo en cuenta que por los pueblos o aldeas la ropa lavada, especialmente las sábanas, suele tenderse al sol sobre el verde del suelo, para que se seque y blanq:.iee mejor. 14 Las crías de Garabandal, en su ignorancia, no podían imaginarse la vida de ultratumba muy diferente de la de aquí.

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