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12 de Quien lo ha hecho, y la puesta en marcha para nosotros de un vivir penoso, pero con esperanza. Lo que así estuvo en el comienzo de la Historia -la inmensa aven– tura del hombre-, no ha faltado al comienzo de esta otra menor aventura que es la «historia de Garabandal». El pueblecito montañés de San Sebastián de Garabandal 1 se venía pasando los siglos sin historia; pero cierto día ... Un domingo como otro cualquiera Los calendarios 2 de todas las cocinas están en la hoja del mes de junio de 1961. «Día 18, domingo. Santos: Efrén, doctor de la Iglesia; Marcos y Marcelino, mártires .. . » Bien, ¿qué más da?, éste será un día más entre los innumerables que van pasando sin que en el pequeño mundo de Garabandal ocurra nada. ¡Nunca ocurre nada que valga la pena! Por el mundo grande, que está al otro lado de los montes, sí que ocurren cosas ... La mayor parte de ellas son para inquietar. Pueblos y hombres hierven de insatisfacción, de apetencias, de problemas, de agitaciones, de preocupación por «el día de mañana», de guerras ca– lientes o frías en los más diversos frentes. ¿Qué futuro nos espera? Como un cultivo de esperanza y de compromiso frente a todas esas cosas, para las que no parece haber humano remedio, en el seno de la Iglesia Católica Romana se está preparando tan afanosa corno ilusiona– damepte un nuevo Concilio Ecuménico: va a ser el Vaticano II. Lo con– voca Juan XXIII, el «Papa Juan», corno dicen familiarmente muchos: el hombre que a sus ochenta años habla de que inspiraciones y espe– ranzas se le dan de pronto en el alma como un brotar de flores en primavera 3_ Por su encargo, o a su conjuro, decenas de hombres emi- 1 Tendrá como unas sesenta familias. Sus casas, de piedra, presentan una rústica y típica disposición; y están todas agrupadas sobre una loma o pequeña meseta, bastante irregular, que ofrece casi la forma de una y muy ·abierta. Por la base o ángulo de esta y, que apunta hacia abajo, hacia los valles que desembocan en el mar Cantábrico, se entra en el pueblo, subiendo desde Cossío por un malísimo camino de unos seis kilómetros. La parte superior de la y se abre hacia el Sur y Suoroeste, hacia un grandioso «crescendo» de alturas que se cierran a un lado por la sierra de Peña Sagra, 2.016 metros, y al otro, más lejos y más al Sur, por la cadena de Peña Labra, el rocoso gigante, 2.010 metros, que otea buena parte de las provincias de Santander y Palen– cia, y de cuyas ladf;!ras corren aguas para tres mares: para el Cantábrico, para el Mediterráneo (por el Ebro) y para el Atlántico (por el Pisuerga). Garabandal es el último pueblo, por esta parte, hacia ese imponente despliegue de cumbres que, sin embargo, distan de él kilómetros de soledad y silencio, por parajes de hermosura bravía. Garabandal, finalmente, es casi vecino de los pueblos, rincones y alturas que inmortalizó José María Pereda en su novela «Peñas Arriba». 2 Los calendarios que más abundan allí, son los de San Antonio de Padua que edita la revista «El Santo» de los PP. Capuchinos de Santander. 3 El 25 de enero de 1959, fiesta de la Conversión de San Pablo, y en su famosa basílica «extramuros», anuncia el Papa públicamente su propósito de convocar un nuevo Concilio.

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