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Se fue con prisas a la montaña 169 »Resultaba muy difícil entender bien lo que hablaban, por ir en mar– cha; pero en un momento se les oyó decir: "¡Qué gusto! Pero tú nos dirás dónde está la casa de Mari Cruz, porque nosotros no la vemos." »Empezaron entonces las idas y venidas hacia la casa de Mari Cruz, cantando coplas y otros cánticos. Entre las varias coplas cantadas a la niña, pudimos oír claramente ésta de octosílabos: "Levántate, Mari Cruz, que viene la Virgen buena, con un cestito de flores para la niña pequeña" s. »De otras estrofas sólo pudimos captar frases o palabras sueltas, como "¡Ay, Mari Cruz!, no te levantas ni aunque te canten ... Recoge las azucenas .. ." »Cantaron también el navideño "Noche de paz", y una de "las ma– ñanitas" 6 . Cada vez que cantaban alguna copla, volvían riendo y di- ciendo: "¡Qué luego la aprendimos!" . »En un momento dado, se separaron las tres, y poco después vol– vieron a encontrarse ante la casa de Mari Cruz. A eso de las cuatro y cuarto se despidieron finalmente de ella: "¡Hasta mañana!" »Fueron a la iglesia; y pedían a la Virgen seguir así "hasta las sie– te, hasta las ocho, hasta las nueve... " »Terminó todo a las cinco de la madrugada. »Y me explicaron después: 11 /bamos como en el aire, como tumba– das, no sé. ¡Como en otro mundo! Era como de día y con sol" (debió de impresionarles la noche que aún las rodeaba al volver en sí). »Al terminar, tenían el pulso normal y estaban fresc~s, sin sudor. Los demás estábamos más que cansados: ellas, sin fatiga, de buen humor, y con apetito.» Esta breve reseña de la singular «vigilia» se presta a ciertas re– flexiones. «La tónica gen'eral fue de alegría», nos ha dicho el P. Andreu, y yo me pregunto: ¿hubiera podido ser de otro modo?, ¿no exigía eso la ín- s Otra de las coplas puede verse en la pág. 89 del capítulo V. Parece que estas coplas y otras similares fueron cantadas por las niñas en más de una ocasión. En carta de 2-VI-1970 me dice el cura de Barro (Asturias), don José Ramón García de la Riva: «Un día que estuve en Garabandal (no subió por allí hasta el 22 de agosto), y en un éxtasis que tuvieron :..oli y Jacinta, cantaron ellas coplas a la puerta de María Cruz, que estaba en la cama por imposición de su madre». Tampoco fue el día de la Asunción el único distinguido con algo fuera de serie. El mismo señor curá me escribe en la carta citada: «De hecho siempre se producía algo de extraórdinario en los días que podemos llamar marianos: sábados y fiestas de la Virgen (aunque no fuesen de precepto), como el Corazón. de María, Natividad, Dulce Nombre. etcétera.. .» 6 «Las mañanitas»: creo que con este nombre se refiere el Padre Andreu a un bonito canto que empieza: «Estas son las mañaniws, que cantaba el rey David... »

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