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Los CAPUCHINOS EN VALLADOLID 1630-1841 Y 1944<994 colocación de la piedra artísticamente dibujado y rotulado :Jor el Sr. Ar– quitecto y Madrina de la ceremonia; asímismo en dicha arqueta se de– positaron y encerraron monedas de us::> corriente y diario :ie la ciudad para solemne y perpetuo testimonio. Las palabras del M. R. P. Provincial dejaron un regusto de alegría en los ci~cLmclantes sobre todo en los re– ligiosos ele la Comunidad que experimentaron constantemente la nece– sidad de la nueva iglesia... » 24 • 33 El 17 de junio de 1961 se procedió a la demolición de parte del antiguo con– vento concretamente de la que estaba enfrente del ala que habitaba la Comuni– dad. Allí estaban el Refectorio y el Salón de Catequesis. El 21 de julio fueron retirados los alta(es de la iglesia y levados al convento de las Religiosas Franciscanas Isabeles. Trabajo realizado en su mayor parte por la Juventud Franciscana. A la iglesia de Wamba (Valladolid) se lievaron una docena de bancos y tres confesionarios. Otros bancos y otros confesionarios, con alg 0 Jnos doseles, fueron al pueblo de Pobladura de los Oteros (León). El 25 de julio, se clausuró la iglesia conventual de los capuchinos con la misa de las ocho y media y, desde ese día, los cultos se realizaro:J. en el templo de las Religiosas Dominicas llamadas «Calderonas» 25 , en la calle Ter~sa Gil. El 27 de julio, se colocó una valla de protección en la Plaza de España para iniciar el derribo de la iglesia. Y, ese mismo día, acude el Arzobispo a inspeccio– nar las obras. Al día siguiente, la prensa de la ciudad se expresaba así: «Ya solo falta retirar el retablo del altar mayor del interior de la iglesia de los PP. Capuchinos en la Plaza de España. Se ha empeza– do la construcción de la tapia que protegerá las obras c e derribo, y de la que resurgirá luego, como Ave Fénix, el nuevo edi:'icio moder– no y sobrio, elegante, que hemos visto en los proyectos.. Esperemos que no se prolonguen mucho las obras, y que pronto esta parte de 24 ce, tomo I, p. 10. 25 Así llamadas porque el «patronato« del convento lo tenía Don Roclr.go Calderón, marqués de Sieteiglesias.

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