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C:MARAN ATHA». ¡ EL SEÑOR VUELVE! s1c10nes. El Reino de Dios, firmemente llevado por su Cristo o Mesías, queda establecido en la tierra, abarcándolo todo ... Y ante El, el Jesús desdeñado por tantos y por tantos ahora :rechazado, 'se dobla– rá toda, rodilZu; y toda lengua proclamará que sólo El es 'el Señor-', para gloria de Dios Padre» (Fil. 2, 10-11) (!). Más de un viejo salmo dejará entonces de ser pura profecía o piadoso deseo. (1) En 2 'I es. 1, 4-10 se nos indica no sólo cómo aparecerá de nuevo el Seño::-, sino también la finalidad de esa su vuelta: compen– sar a los suyos de todo lo que han pasado y están pasando por su causa, al mismo tiempo que hace justicia en los que culpablemente le han desconocido o rechazado. «Nos gloriamos de vosotros... por la tenacidad y la fe en todas las persecuciones y tribulaciones que esláis pasando. Esto es señal del justo Juicio dr, Dios, en el que seréis declarados dignos del Reino de Dios, por cuya c12:isa padecéis. "Porque es p::-opio de la justicia de Dios el pagar con tribulación a quienes os atribulan, y a vosotros, los atribulados, con el descanso..., cuando el Señor Jesús se revele desde el cielo con sus poderosos ánge– les... , y tome veoganza de los que no obedecen al Evangelio de nuestro Señor Jesúsll. La necesidad de esta acción justiciera del Señor se comprende mejor teniendo en cu;mta que en los días finales llegará al máximo, frente a El, la infidelidad y la rebeldía activa de los hombres (¿ no nos dice nada ese «ateísmo militantell de nuestro tiempo, montado en la URSS por el Comunismo bolchevique y desde allí exportado a todos los países?). --<<Que nadie os engañe de ninguna manera. Ha de pro– ducirse la Aposta::ía -antes de la Venida del Señor-, y manifestarse abiertamente el hombre impío, el Hijo de perdición, el Advel'sario que se ensaña contra todo lo que lleve el nombre de Dios o pertenezca a su culto... »La manifestación del Impío estará señalada por la acción prepo– tente de Satanás, con toda clase de milagros, señales, prodigios enga• ñosos y las más varias maldades, que seducirán a quienes se han de condenar, por no haber aceptado el amor de la verdad, que les hu– biera salvado... J> (2 Tes. 2, 3-4, 9-12). - 91 -

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