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«MAIIAN A'fHAl>. j EL SEÑOR VlJBLVE! mente influenciada en este punto por las op1mones de S. Agustín y otros maestros que le siguieron... Véase como muestra la nota de la 'Biblia de Jerusa– lén' a Ap. 20, 4: «El 'reino de mil años' es la fase terrestre del Reino de Dios, desde la caída de Roma hasta la Vuel– ta de Cristo. (Para S. Agustín y muchos otros, los 'mil años' empiezan con la Resurrección de Cristo; y en este casD la 'primera resurrección' de que habla el texto, designaría el bautismo). Sin embargo, una corriente de tradición, ya desde la Iglesia más anti– gua, ha interpretado este versículo 4 en sentido lite– ral: Cristo volvería a la tierra, y después de una ver– dadera resurrección de muertos, la de los mártires, inauguraría El un reinado feliz de mil años en com– pañía de sus fieles. «Este milenarismo literal no ha gozado del favor de la Iglesia.» Creo que ese milenarismo no ha gozado del favor de la Iglesia por un conjunto de circunstancias, que tal vez hayan caducado ... ; quizá también, por haber sido tal milenarismo, algo burdamente propuesto, y no menos burdamente entendido.. Pero nunca lo ha rechazado inequívocamente el Supremo Magisterio como creencia inconciliable con las verdades explíci– tas de nuestro Credo. Me gustaría que alguien seña– lara bien precisamente contra qué dogma cristiano– católico choca la opinión o creencia de que algún día - 83 -
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