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«MARAN A'UU». ¡ EIL SEÑOR VUELVE! Naturalmente, los 'santos' sólo juzgarán al 'mundo' en cuanto asociados a Cristo, el Juez por antonomasia. Pero creo que el momento de esa asociación no será el del últi– mo Juicio, cuando se ponga punto final a todo, sino cuan– do Jesús vuelva para tomar cuenta a 'los no suyos', a los que están frente a El, oponiéndose a su efectivo reinado... Entonces, eliminados los contrarios, será la hora de reor– denarlo a fondo todo, de realizar la gran Restauración o Palingenesia, y para esto sí que tendrá asociados; no para el acto de la Consumación final, en que todos, sin distin– ción, estaremos delante de El para recibir una de las dos sentencias: O "Venid, benditos de mi Padre...", o "Apar– taos de Mí, malditos...". Así se entiende bastante bien la doble afirmación de la 'locución' mariana que hemos citado antes: "Vendrá a hacer juicio... Vendrá para establecer su Reino en este mundo... ". Y sobre todo, así se entienden bastante mejor unas páginas insp:radas, que de otro modo resultan demasiado enigmáticas, como para perderse, a propósito de ellas, en interpretaciones forzadas, de música que no corresponde a la letra, fl::itando en un 'alegorismo' desmedido. En los últimos capítulos del Apocalipsis, por ejemplo, me parece que se habla de dos Juicios claramente distintos, dispares en m alcance y en el tiempo y modo de su cele– bración; asimismo, de dos distintas resurrecciones, una antes que otra, y mucho menos amplia la primera que la segunda. Pero el protagonista será el mismo: el Hijo del hombre que vuelve, "con gran poder y gloria". En su primer Juicio, al que precederá ya una parcial resurrección de muertos, El no actuará solo, tendrá aso– ciados: "Vi unos tronos; y se sentaron en ellos, y se les dio -71-

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