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EUSEBIO GARCIA DE PESQUERA Me parece que un texto de San Pablo es bien es– clarecedor, el de l.ª Cor. 15, 23-28, que luego vere– mos. También otro del evangelista S. Juan (3, 35): «El Padre-declaraba el mismo Jesús- ama al Hijo, y ha puesto TODO en sus manos». ¡Todo!: cuanto se da en este mundo, cosas y personas ... Tal es la volun– tad del Padre; y aquí está el fundamento de la rea– leza universal e indiscutible de Jesús. El fundamento de su realeza; pero no el efectivo ejercicio de la mis– ma, mientras el mismo Jesús no se decida a asumirlo. Tiene ya todo en su mano «de derecho»; pero esto no basta, ni esta situación -fruto de su misericor– dia y paciencia- se va a prolongar hasta el FIN. Cuando vuelva) cuando llegue su )Día\ todo quedará en su mano «de hecho», y por el tiempo que el Padre haya decretado no habrá más SEÑOR en el mundo que El, el Hijo hecho hombre. Entonces sí tendrán pleno sentido las viejas pa– labras de Daniel: «En los días de esos últimos reyes) el Dios del Cielo hará surgir un reino que jamás será destruido; y este reino no pasará a otras manos; a otro pueblo. Pulverizará y anulará a todos los otros reinos;" pero él subsistirá para siempre» (2, 44). En otro capítulo del mismo libro de Daniel, el séptimo, tenemos nueva visión y enseñanza sobre «los tiempos de las naciones» y su consumación. - 52 -

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