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«MARAN ATHA». i EL SEÑOR VUELVE! fuera del orden querido por su Padre, Dios Todopo– deroso y Eterno < 1 J. Será entonces la hora de su propio Reinado sobre el mundo, cor:. un Reino de verdad, Reino en plenitud, Reino que alcance a todo y a todos, según la solem– ne declaración de Jesús resucitado a la hora de clau– surar su primera PRESENCIA entre los hombres: « Todo poder se me ha dado en los cielos y en la tie– rra» (Mt. 28, 18). Un Reino así no puede concebirse, si no se entien– de debidamente ese importante artículo de nuestro Credo: « Y de nuevo vendrá con gloria para... » Para Juzgar, sí; mas no para proceder inmedia– tamente al JUICIO último que pondrá el punto final a todo. ¿Cómo entender que un Reino como el de Je– sucristo, tan por encima de todos los otros reinos, tenga verdadero contenido, inaugurándose y clausu– rándose en el curso de un mismo acto? (1 ) Sobre el 'Día del Señor' -el de su Manifestación gloriosa en la tierra- y Eus efectos fulminantes contra los malos y a favor de los buenos, ye. s;; proclamaron cosas muy elocuentes en los días del Antiguo Testamrnto. Por ejemplo, ésta de Malaquías (3, 19-21 ), con la que casi se concluye toda la Escritura de la Vieja Alianza: «Mirad que llega el «DIÁ>>, abrasador como el fuego de un horno; todos los 1nafoeulos y perversos serán para él como paja; los consumi– rá ese DIA que ha de venir, dice el Señor de los Ejércitos; no queda– rá de ellos ni ~aéz... »Mas para vc·sotros, los que hacéis honor a mi nombre, brillará en– tonces un SOL de Justicia (en el sentido de poder y victoria), que lleva la Salvació·i en sus rayos ... Pisotearéis a los impíos; ellos serán como ceniza bcjo la planta de vuestros pies». - 51 -