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EUSEIHO GARCIA DE PESQUERA UN «UNGIDO DE DIOS»> REY DEL UNIVERSO Para esclarecer el difícil misterio del Reino de Dios en la tierra, debemos recurrir principalmente a las palabras de Jesús y de sus portavoces, los após– toles, porque esas palabras son las definitivas; pero hemos de contar también con las de aquéllos que, llevados de un auténtico carisma profético, vinieron hablando antes que El, preparándole los caminos. Y respecto a nuestro tema, creo que entre todos los antiguos profetas hay que distinguir a Daniel. El es quien ha desplegado ante nosotros, en poco más de una página, casi toda la Historia Universal. Veamos el capítulo 2 de su libro. Nabucodonosor ha tenido un sueño verdaderamente intrigante y mis– terioso, el de la gigantesca estatua, compuesta de muy diversos materiales ... Nadie es capaz de entender el misterio de aquel sueño, fuera de Daniel, el hijo de la cautividad judía, servidor y profeta del Dios vivo. Daniel habla así al rey Babilonia: «El misterio que el rey quiere saber, no hay sa– bios, adivinos, magos ni astrólogos que lo puedan revelar. Pero hay un Dios en el Cielo que sí puede des– velar misterios, y que ha querido dar a conocer al rey Nabucodonosor lo que sucederá en el curso de los días... «Tú, oh rey, has tenido esta visión: una estatua, una enorme estatua, de extraordinario brillo, de as- --l,6-

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