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((l\!:ARAN AUl!Al>. ¡ El!.. SEÑOR VUELVE! LA GRAN OUESTION Ciertamente vendrá para JUZGAR. Es lo más in– cuestionable y seguro que tenemos en el tema este del Retorno del Señor Jesús. San Pablo nos habla del «Día de Za cólera y de 7fa rnanife~tación del justo Jui– cio de Dios, el cual dará a cada uno lo que tenga nie.. recido según sus obras,,.)> (Rm. 2, 5-8). Y el mismo Jesús nos adelantó ya en su Evangelio un denso apunte de lo que será aquel Juicio Supremo: «Cuan– do viniere el Hijo del hombre en su gloria, y todos sus ángeles con El, entonces se sentará en su tro!OO de gloria, y serán congregadas en su presencia todas las gentes, y las separará unas de otras, como el pas– tor separa las ovejas de las cabras ... » (Mt. 25, 31-33). Nada extraño, que la Iglesia venga proclamando desde siempre, como una de las certezas fundamen– tales de su fe cristiana, este artículo del Credo: « Y de nuevo vendrá con gloria, para juzgar a vivos y muertos». Digamos una vez más, que sobre esto de venir 'para juzgar' no cabe duda ni cuestión; pero sí cabe cuestión sobre el global alcance o finalidad de la mis– ma Venida del Señor. En esia Venida gloriosa, ¡,no habrá más que eso de Juzgar, juzgar en última, ulti– mísima y definitiva, instancia? ¿O ese acto del Jizi– cio Universal, con el que «todo quedará consumado», va a ser, no precisamente el único, sino sólo el poo- - 39-
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