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0 :1.IU ,IRAN A'l'JS!All'. j lll,L SEÑOR VUELVE! LO INOUEETIONABLJIJJ es, ante todo, que El volverá. Lo proclamaron los ángeles de la Ascensión, se– gún hemos visto. Lo am.mzió repetidamente el mismo Jesús, Lo repiLeron incansablemente sus más acredita– dos portavoces, los Apóstoles. De las palabras de los ángeles ya hemos hablado, De los :anundos de Jesús bastará citar los prin– cipales: «Como d relámpago parte del oriente y brilla ka.,;– ta el occid'3'nte, así será el advenimiento del Hijo del hombre... Aparecerá la señal del Hijo del hombre en el cielo, y se herirán entonces el pecho todas las tri– bus de la tierra: verán venir al Hijo del hombre sob'n las nubes del cielo, con gran poderío y majestad>) (Mt. 24, 27-30). Textos paralelos y complementarios se encuentra.u en Me. 13, 26 y Le. 17, 24. Esas afirmaciones de Jesús, en una de las últi– mas tardes de su vida, cuando sentados El y los suyos en la ladera del monte OHvete contemplaban Jerusa– lén a la luz del crepúsculo, tuvieron luego un inequli.– voco refrendo, ante el Tribunal Supremo de Israel que era el Sanedrín:

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