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EUSEBIO GARCIA DE PESQUERA En su gloriosísimo Retorno, ¿no habrá más que eso, un acto fulgurante y conclusivo para entregar seguidamente el Reino al Padre... y entrar en la Quie– tud final y perdurable de que «Dios sea TODO en todas Zas cosas y para todois»? (1 Cor. 15, 24 y 28) ¿No será que este Jesús, el Cristo, el Hijo de Dios vivo, 'que tiene que volver', vuelva a este mundo nues– tro para acabar lo que inició en su primera venida, hasta llegar a la restauración integral del hombre y de su entorno, antes de que suene la hora verdade– ramente final? No sabremos de verdad a qué atenernos en mu– chas cosas, de grandísima importancia para noso– tros, mientras no demos con la respuesta justa a tal cuestión. Yo no puedo decir que tenga ya esa respuesta; pero sí he reflexionado no poco en orden a encontrar– la ... Y quiero compartir mis reflexiones. Esto exige buen orden y la mayor claridad. Recor– demos, pues, ante todo lo que ya tenemos seguro, lo que para nosotros, cristiano-católicos, es incuestio– nable; después iremos sobre lo mucho que se puede cuestionar.