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<XMARAN ATHA», i EL SEÑOR VUELVE! ce:ruuon del Señor' ; la única novedad es eso de la nube luminosa, que se interpone entre el Señor glo– rioso y unos ojos humanos que no están en condicio– nes de contemplar la Gloria de Dios irradiando abier– tamente en su Ungido. Pero aquellos ojos humanos, los de los pobres dis– cílpulos, no pueden apartar su vista de la nube que se lleva irremediablemente al Señor y Maestro ... Corta su fascinación el relámpago de luz con que se presen– tan dos seres deslumbradores, dos ángeles que vienen de lo alto, del mundo al que acaba de incorporarse como SEÑOR el que durante tantos meses ha andado por aquí como servidor de todos. Y los aparecidos ha– blan, les hablan a ellos, los pobres hombres de Gali– lea, que no saben qué hacer, que han quedado plan– tados alli, absortos y embobados, mirando en una di– rección por la que parece que acaba de írseles todo el sentido y la razón de su vida. Las palabras de los mensajeros celestiales les vuelven a la realidad; a la comprensión de lo que les ha pasado. a la seguridad de que aquello no está tris– temente concluído ... Ahora tendrán que actuar ellos; pero sabiéndose, no desasistidos, sino de verdad ayu– dados por quien acaba de inaugurar una 'ausencia' que no es total ni definitiva. Así, en el mismo terminar de una «presencia» entre nosotros, se proclama ya la llegada de otra. Y se deja bien claro que la persona sujeto de esa doble - 25 -