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<iCJY.:ARAN ATHA», j EL SEÑOR VUELVE! El contenido de esta parábola no lo explicó Jesús al pueblo c·.iando se la propuso; pero, acabada la labor del día, ya en la intimidad, el grupo de 'los suyos' le pió.ió una explicación. Y Jesús se la dio. No les habló de lo que era la cizaña, pues ellos la cono– cían muy bien y sabían de sus efectos nocivos para la salud en easo de ingerir algún comestible elabora– do con su g;>ano ... , como sabían de esas ruines ven– ganzas entre agricultores enemistados. La explica– ción de Jesús no se perdió en lo anecdótico de la his– torieta: «El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre. El campo de sementera es el mundo; y la semilla de trigo, los 'hijos del Reino'. »La ciza:5.a son los 'hijos del Maligno'; y el 'ene– migo' que la siembra, Satanás. >> El tiempo de la siega es el fin del mundo/ y los segadores, los ángeles. »Pues bien, como en la siega se recoge aparte a la cizaña, y se le prende fuego, así será en la consuma– ción del mrmdo: enviará el Hijo del hombre a sus ángeles, y éstos recogerán de su Reino a todos los metidos en el 'escándalo', a todos los obradores de iniquidad, y los echarán al Horno de Fuego, donde no hay más que llanto y rechinar de dientes. »En cambio, los justos brillarán para siempre como el sol en el Reino de su Padre. - 237 -

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