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«?.!!ARAN ATHA». j EL SEÑOII VUELVE! 3.ª Segú::i lo que yo entiendo, la Palingenesia nos dará hcmbres 'perfectos' i pero todavía no 'bien– ª venturados'. Criaturas perfectas eran Adán y Eva antes de la caída; pero no 'glorificadas'. La Gloria o Bienaventu– ranza, en nuestro hablar cristiano-católico, implica la posesión de la «visión beatífica»; y ésta, de segu– ro que ellos no la tenían; si no, no hubieran caído. Evidentemente, «Paraíso terrenal» no puede ser lo mismo que «Patria celestial». El Paraíso iba a ser la morada del hombre; la Patria es la «Casa del Padre» (Jn. 14, 2). Si, lo repito, los afortunados hombres de la Pa– lingenesia pcdrán ser criaturas perfectas; pero aún no serán criaturas «glorificadas». ¿No parEce conveniente, que este mundo, este mundo nuestro, antes de ser definitivamente 'consu– mado', vuelva a ser, al menos por algún tiempo, tal como Dios lo quiso y nos lo ofreció 'al principio'? Se hace duro creer que el Supremo Hacedor -como de– cían nuestros antepasados de habla castellana-vaya a pasar porque la Obra de su Amor omnipotente que– de irremedia~lemente malograda... hasta que sea fi– nalmente St1,~tituída. Según dice la Liturgia, la misión por El enco– mendada al Hijo Mesías fue la de « levantar o erigir al mundo aúdo»: 'Deus, qui en Filii tui humilitate - 211-

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