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EUSEBIO GARCXA DE PESQUERA Cambiará la suerte de su pueblo: «Reunirá a los dispersos de Israel, y desde los cuatro puntos cardi– nales congregará a los desperdigados de Judá ... » Será la bendición de todas las gentes: «Aquel día, «raíz de Jesé», se erguirá como enseña de todos loa pueblos; irán en su busca las naciones, y su mo– rada será gloriosa». Este esperanzador texto de Isaías nos lo da así S:u1 Pablo en su carta a los Romanos (15, 12): «Apa– recerá un día el Retoño de Jesé) el que se levanta para regir a las naciones: en él pondrán las gentes su esperanza)). Está más que justificado el transporte gozoso de Zacarías (9, 10): «Salta de júbilo, hija de Sión; rompe a cantar de alegría, hija de Jerusalén: ¡mira que viene tu Rey, justo y victorioso ... ! Serán suprimidos los arcos de combate: El impondrá la PAZ a las naciones. Y su dominio alcanzará de mar a mar, desde el Río hasta los confines de la tierra». A todo esto, que anda disperso y repetido por multitud de viejas páginas sagradas, apuntaba el Arcángel de la Anunciación, cuando le dijo a María, a propósito del hijo que iba a tener: «El Señor Dios le dará el trono de David, su padre; - 204 -