BCCCAP00000000000000000000754
<0\U.EAN AT:HAJ). ¡ EL SEÑOR VUELVE! cabeza gallardamente levantada y los ojos dirigidos f:IL"<ecuentemEnte al cielo (como para alabar o dar gracias); pero sin mostrar especial asombro o in– quieta curiosidad por todo cuanto le rodeaba ... »La flora y la fauna que se veía, no tenían más que una lEjana similitud con éstas que nosotros po– demos cor.templar ahora; y ningún animal huía de otro, o se escondía ... ¡Reinaba allí la paz más dulce y profunda ! »... ¿No h3.y una admirable correspondencia entre esta visiór:. de 'lo que fue' y el anuncio de Isaías sobre 'lo que va a ser'? La PAZ en la naturaleza es deseable y maravillo– sa. Pero hay otra PAZ superior, y más necesaria: la que debe existir entre los hombres. La Palingenesia debe incluirla en primer término: El Mesías de Yahvé «será el árbitro de las naciones, el juez de pueblos incontables. Así, de las espadas forjarán arados ; y de las lanzas, podaderas. »No alzará la espada nación contra nac1on, ni se adiestrarán más para la guerra ... ... ¡Andando! Vayamos, y caminemos a la luz del Señor» (Is. 2, 4-5). Para ·.mos hombres y animales así pacificados, debe haber suelo feraz, que dé en multiplicada abun– dancia sus frutos: - 201 -
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz