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EUSEBIO GARClA DE PESQUERA Si el mundo material fue maldito a causa del Pecado del hombre, y se encuentra desde entonces en un estado violento, sometido a la «servidumbre de la vanidad y de la corrupción», cuando se consume la liberación del hombre -del pecado y sus efectos-, también ese mundo material tendrá su liberación, por la que ahora 'gime', y la an– siad,. vuelt::,, a su primitivo y verdadero ser. Por eso, en los textos sagrados no se habla de una simple renovación, sino de 'Palingenesia' = regene– ración de todo (He. 3, 21). Los filósofos de fo, :1ntigua Grecia -padres de la Filosofía de Occidente-, al comprobar la actual mi– seria de la Materia, y creyéndola constitutivamente mala, buscaban afanosamente liberar de ella al Es– píritu... ; y en ese mismo intento se perdieron algu- Y 1~0 es de extrañar. Eso entra en el proceder del Magisterio ecle– siástico, que suele, en sus pronunciamientos, dejar en una cierta am– bigüedad aquellos puntos de doctrina que aún no han sido suficiente– mente esclarecidos por una buena reflexión teológica. Viniendo al texto conciliar: evidentemente la 'consumada pleni– tud' sólo la alcanzaremos en la 'Gloria celeste'... Pero no veo ·cómo pueda dejarse para entonces la Regeneración de que hablaron los pro– fetas (He. 3, 21 ). Creo que sólo se entiende situándola antes, en este mundo y no fuera de este «siglo)). En el citado discurso de S. Pedro se habla de 'los tiempos de fa Universal Restauración' (igualmente en EL 1, 10... ); y la Glol'ia ce– leste está más allá de los tiempos y del Tiempo : se encuadra de lleno en la Eternidad. La creación que dice el Concilio es sin duda ésta de ahora, la que ha conocido el deterioro, y por eso necesita ser 'restau– ra<la': ¿ cómo dejar para la Gloria celeste tal restauración, si entonces esto de ahora habrá dejado de ser (Ap. 21, 1) y será muy otra la rea– lidad que tendremos? 196 -