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EUSEBIO GAllCIA l.lll PESQUERA pleta, mientras sus efectos no lleguen también a esta porción de nuestro ser que es el propio cuerpo. -«Sabemos que la Creación entera gime hasta el presente... Pero no sólo ella: también nosotros, aunque ya poseemos las primicias del Espíritu, gemi– mos en nuestro interior, anhelando vivamente el res– cate de nuestro cuerpo» (Rm. 8, 23). Esas primicias del Espíritu, no pueden ser otra cosa que los frutos espirituales -llevados a cada co– razón por el Espíritu Santo- de la Redención ya hecha ... ; pero bien claramente se proclama que esas 'primicias' no bastan, ni con ellas solas podemos sen– tirnos ya nosotros en feliz sosiego. ¡No somos espí– ritus puros! El espíritu es en nosotros, sin duda, lo principal, a lo que primariamente hay que atender; pero será inevitable que 'gimamos por el rescate de nuestro cuerpo', mientras no se produzca la gloriosa liberación y transfiguración de éste. Si la Salvación sólo fuese para librarnos ahora, espiritualmente, del pecado, y abrirnos luego las puertas de la Gloria eterna, sin repercusión alguna en la presente situación material del hombre y del mundo, el importante texto de Hebreos, 9, 26-28, que ya citamos antes, quedaría muy mermado de sentido ... , y no acertaríamos a ver la necesidad de que El vuelva para acabar de 'salvar a quienes ya han recibido toda la salvación que es posible aquí abajo ... - 194 -
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