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OBJECIONES A LOS APARTADOS ANTERIORES Sin duda se pueden aducir textos evangélicos que se diría contradicen la posición expuesta; encontra– mos en diversos puntos palabras de Jesús que pare– cen indicar que su muerte era necesaria, que nació para ser muerto en remisión de los pecados de la Hu– manidad, etc. Si esto fuera así, la causa profunda de la cruci– fixión de Jesucristo habrían sido los pecados de to– dos, y el agente, el pueblo judío, que, con el pecado de algunos, habría efectuado el holocausto definitivo (con la mue~te de Jesús), cerrando así el ciclo de los holocaustos incompletos con la víctima de valor in– finito. Efectivamente, vemos en los pasajes del Evange– lio de San Marcos, 10-45: « Porque el Hijo del Hom– bre no vino a que le sirviesen, sino a servir, y a dar su vida por la redención de muchos», y en San Lu– cas, 24-46: « Y les dijo: Así estaba ya escrito, y así era necesario que el Cristo padeciese y que resucitase de entre los muertos al tercer día», etc. ¿Cómo hay que entender estas frases? Pues bien: Jesucristo, en cuanto Dios, por su presciencia sabía desde la eternidad que el libre albedrío de los hom– bres les conduciría a darle muerte, torciendo su. plan de redención como torc'ieron el 'inicial de vida el de Adán y Eva. Y, como entonces, tampoco ahora modi– ficó su decreto de plena libertad para el hombre, sino -167 -
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