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EUSEBIO GAIICXA DE PESQUERA de parte del pueblo hebreo, igualados hebreos y gen– tiles, fusionados en un solo pueblo de Dios, la Igle– sia católica. La prueba más fehaciente de esta verdad, la de– bemos buscar precisamente en los que estaban des– tinados .a ser los predilectos en la economía de la sal– vación, los hebreos. No hay testigo mayor; es único. y providencialmente conservado a través de los siglos, con misión de testificar, con su actuación secular, la verdad de las Escrituras, a las que corrobora por su incansable porfía de imperio sobre el mundo... fruto de una multisecular y fomentada creencia de domi– nio, que se apoya en la interpretación literal de las Escrituras. Sin duda, se desprende por lo que afirmó Jesús ante Pilato (Jn. 18, 37), que su venida no fue para morir, sino para reinar. Ahora bien; en razón de que quienes tenían que re– cibirle no le recibieron, su rein,o quedó cambiado de tal forma, que ya no regirá con su presencia física humana natural, sino con su presencia física eucarís– tica) en cierto modo pasiva, pues sólo reciben nor– malmente su influjo los que a El se acercan; y en vfr.. tud de ellos, se beneficiarán los demás. Quedando como Vicario suyo, con la plenitud de poderes, es de– cir, haciendo sus veces, el Papa. Recuérdese que el - 162-