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EUSEBIO CARCIA DE PESQUERA APENDICE Escrito ya todo lo anterior, llegó a mis manos un artículo que publicó hace años la revista «El Cruzado Español» (núm. 154-155, septiembre 1964), con el tí– tulo '¿Deicidio de los gentiles?', y la firma de B. de Vilalba. Lo reproduzco aquí en su mayor parte, porque me parece muy digno de atención. La cruenta muerte de Nuestro Señor Jesucristo, que coronó la primera etapa de su vida redentora truncando la continuidad de su misión, fue, histó– ricamente, obra de judíos y gentiles, dado que ambos sectores de la humanidad estuvieron representados en el drama; pero, en realidad, la muerte de Jesús, ¿a quién debe achacarse?, ¿a los judíos sólo?, o bien ¿a judíos y gentiles? Un primer paso para entender este dilema será esclarecer si Jesucristo vino al mundo necesariamente a morir para redimirnos, o bien si el plan de Reden– ción fue muy otro, y el hombre, en uso de su libertad, lo desvió; exactamente, como ocurrió en el Paraíso con nuestros primeros padres, que, al pecar, cambia– ron el plan de vida y salvación que, de haber conti~ nuado en estado de gracia, habríamos tenido ellos y nosotros. Como veremos, no cabe la menor duda de que Je– sucristo vino, no a morir, sino a reinar sobre los israe- -160 -
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