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EUSEBIO GARCIA DE PESQUERA algo con El: «Mesías» en expresión hebrea, «Cristo» en expresión griega. Todo el anhelo y la inmensa ex– pectación de un pueblo que vive en una espera de si– glos, vibraron en aquella salida de la pobre mujer de Sicar que se encontró con Jesús junto al pozo de Jacob (Jn. 4, 25) : «Sé que tiene que vernir e 1 l llamado Mesías, el Un– gido. Cuando él venga, nos lo aclarará todoJ>. « Cuando El venga» ... Así decían hace veinte si– glos, en los días de esa mujer samaritana; así venían diciendo desde muchos siglos antes ... Y ahora, ¿te– nemos que seguir diciendo así, o ya podemos emplear el verbo «venir» en otro tiempo de conjugación? La respuesta a e8ta pregunta es lo que nos divide y distancia a dos pueblos que nos consideramos « de Dios»: judíos y cristianos. Ellos, los judíos, siguen diciendo: «Cuando El venga ... ». Nosotros, los cristianos, estamos diciendo ya des– de hace no pocas centurias: «Cuando El vue~va... ». Ellos no han aceptado -nosotros, en cambio, sí– aquella terminante declaración con que replicó a la pobre mujer del cántaro el misterioso caminante fa– tigado que le pedía de beber: «Ese que tú dices, soy precisamente, yo; yo que ahora hablo contigo» (Jn. 4, 26). -H-

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