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1<MARAN A'.rHA». i EL SEÑOR VUELVE! sentada por los profetas como el preludio de la di– chosa Era :Mesiánica. Nos dicen también. que esa vuelta resultará de verdad emocionante e impresionante: «Po:r los caminos pastarán... Y no tendrán ham– bre ni sed, ni les molestará el bochorno del sol, pues El, que ha tenido piedad de ellos, los conducirá... «Convertiré todos mis montes en caminos, y mis calzadas se nivelarán. « ¡Aclamad, cielos, y exulta tú, tierra! «Yahvé ha consolado a su pueblo; de sus pobres se ha compadecido (Is. 49, 8-13). «Alza los ojos en torno, Jerusalén, y mira: Todos sel reúnen y vienen a ti. Tus hijcs llegan de lejos, y a tus hijas las traen en brazos ... Los bar-cos se juntan, en cabeza los de Tarsis, para traer a tus hijos de lejos, junto con su plata y oro. ¡Por el nombre de Yahvé, tu Dios! Santo de Israel que te hermosea» (Is. 6!J1Mf~) ,5- X Será el momento de cantar como nunca el sal~ mo 126: «Cuand'.} el Señor hizo volver a los cautivos de Sión, nos parecía estar viendo visiones. - 149 -