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«MARAN ATHA». ¡EL SEÑOR VUELVE! Pueblo Escogido habrá de ser plena, para que res– ponda a lo nuchisimo prometido y e·sperado ... , para que pueda hablarse con verdad, sin exageraciones, de «un pa13ar de muerte a vida». Nosotros creemos que Jesús, e1 Jesús rechazado por los judíos del tiempo de Tiberio César (Le. 3, 1), vino para realizar todo ese conjunto de promesas y esperanzas que Isra~l consideraba como su mejor pa– trimonio; :;¡ero, al no conocer este pueblo, entonces, «el tiempo de su visitación» (Le. 19, 44), aquella Ve– nida del l:ngido Je'sús sólo pudo tener resultados o frutos parehles, limitados al ámbito espiritual o mo– ral, y aún esto, a favor principalmente de hombres y pueblos gentiles, a quienes Dios llamaba para suplir a su infiel Pueblo Escogido. Con razón pudo escribir un ~gregic hijo de ese pueblo, Juan el Evangelista: «Vino a los suyos; pero los suyos no le recibieron. Sin embargo, a cuantos l6 reoibiierort, 01, los que creen en El, les dio el poder ser ¡hi,ios de Dios!» (Jn, 1, 11-12). Dios, en su infinita misericordia, ha dispuesto que el miSJ.no no recibido y desechado por los suyos en su primera Venida, venga de nuevo, para acabar lo empezado entonces, para cumplir lo que entonces quedó suspendido. Y este su Retorno, o segunda Venida, si que va a afectar a Israel. Se lo advirtió bien tempranamen- - 127 -

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