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EUSEBIO GARCIA DE PESQUERA Ya sé que muchos, la mayoría en la Iglesia, vie– nen dando, y darán, la interpretación del primer caso -la puramente espiritualista- al conciso anuncio de Isaías y S. Pablo: «Todo Israel será salvo; conforme a lo que está escrito: 'Vendrá a (de) Sión el Liber– tador.. .'». Yo tengo la íntima persuasión de que sólo la in– terpretación del segundo caso es la adecuada. Por las razones que se vienen apuntando a lo largo de estas páginas ... y más ceñidamente, porque me pa– rece que es la única interpretación que se ajusta con exactitud a las palabras de S. Pedro en He. 3, 20-21: «Vendrá del Señor (Dios) un nuevo Tiempo de Con– solación, cuando El reenvíe al Ungido (Mesías) que os había destinado, y a quien por ahora debe retener el Cielo hasta el tiempo de la Restauración universal». Respecto al alcance de su acción liberadora, bien seguros podemos estar de que tal liberación será pri– mordialmente de índole espiritual: sacar a Israel de su ceguera y rebeldía, limpiarlo de sus infidelidades y pecados; esto es lo de primera urgencia, y funda– mento necesario para todo lo demás. Pero no quedará ahí la acción del que va a venir. La Renovación del ¿No apuntaría a eso Jesús en el más importante momento de su 'discurso escatológico'?: -«Entonces verán al Hijo del hombre viniendo entre nubes, con gran poder y gloria; y El enviará a sus ángeles para reunir de los cuatro puntos cardinales a sus elegidos, de1,,de el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo)) (Me. 13, 26-27). - 126 -