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EUSEEIO GARCIA DE PESQUERA «alejará de Jacob todas sus impiedades» (S. Pablo), no puede ser otro, para nosotros los cristianos, que Nuestro Señor Jesucristo. Pero desde esta certidumbre hemos de hacernos algunas preguntas: sobre la índole de su ven,ida y sobre el alcance de S'U acción liberadora. -¿Va a ser, esa su nueva venida, en la línea de lo que ha sido hasta ahora J su venir a nosotros desde la Resurrección: un hacerse especialmente presente o allá, con especial eficacia salvífica o santifica– dora para los visitados, pe:ro siempre en la oscuridad del misterio y dentro de una dimensión casi pura– mente espiritual ... o vamos a tener una auténtica 'Parusía del Señor', con presencia visible y avasalladora del mismo Jesús, según queda explicado en páginas anteriores de este escrito? En el primer caso, la acción de Jesús sobre su pueblo seria sólo a través de «gracias» muy fuertes, recibidas por los israelitas en su interioridad, y que les cambiarían desde dentro ... sin que el 'status' del mismo Israel fuese a tener, de suyo, una sustancial mutuación. En el segundo, a la acción interior de las «gra– cias» se añadiría la fuerza de una soberana actuación externa, que acabaría con todo lo que se le opusiera, y que, además de la correspondiente transformación - lM-