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<<MARAN ATHA». j EL SEÑOR VUELVE! «Bendito eres, Señor... , digno de toda alabanza: porque e:res justo en cuanto has hecho con nosotros. ¡Hemos pecado y cometido iniquidad, apartándonos de ti, y en todo hemos delinquido! Por el ho::ior de tu nombre, ¡no nos :lesampares para sie 1 mpre! Ahora somos, Señor, los más pequeños entre todos los pueblos; hoy estamos humillados por toda la tierra, a causa de nuestros pecados. En la hora actual, no tenemos príncipes, ni profetas, ni jefes; ni holocausto, ni sacrificios, ni ofrendas, ni in- cienso... ¡Ni un sitio donde ofrecerte primicias, para alcanzar misericordia! Por eso. acepta nuestro corazón contrito, y nuestro espíritu humilde... ¡Que éste sea hoy nuestro sacrificio!» Cuando se acaben los susodichos 'tiempos de los gentiles', de las naciones, empezará un insospechado Tiempo Nuevo, con tal cambio en la situación del mundo, qi:.e estará bien justificado el anuncio ponde– rativo del Apóstol: «Será aquello, ¡como un pasar de muerte a vida!» (Rm. 11, 15). ¿Y lo dEcisivo para semejante cambio? -La Con– versión global de Israel. La reinserción plena de este 121 -