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«MARAN A'l'HA)). j EL SEÑOR VUELVE! a las órdenes, o bajo consignas de Altos Estados Ma– yores -a veces supe:rsecretos- en los que son pieza clave personas de raza israelita. Y todo ese inmenso poder que domina así, de he– cho, al mundo, actúa casi siempre para el mal... Es decir, para 'extraviar' a los hombres del acertado ca– mino, arra:n.cados de su órbita natural, que es girar en tomo a su insustituíble Centro, la Realidad Pri– mera y Transcendente, que es Dios. ¿Podemos imaginarnos, entonces, lo que signifi– cará para -2ste mismo mundo el que ese inmenso po– der que ahora torcidamente, y para el mal, lo mani– pula, cambie totalmente de signo y se ponga de lleno al servicio de Dios y de su Cristo? Pues esto es lo que sucederá cu:1ndo el pueblo de Israel -no sólo judíos aislados- ~se convierta» a Jesús, al Jesús de' Na– zaret que han venido odiando durante siglos. ¡Será para todos los hombres «como pasar de muerte a vi:1a» ! 2.3 La "ii,ora de Israel -su conversión a Jesucris– to-llegará cuando el conjunto de la Gentilidad 'haya entrado'. En el texto de la epístola (11, 25) se d :i.ce literal– mente «la totalidad de los gentiles»; pero no se pue– de tomar esta expresión al pie de la letra. Si hubiera que tomarla así, esta:riamos más lejos que nunca de la ansiada 'hora'. Porque hoy hombres y pueblos se - 117-