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EUSEBIO CARCIA DE PESQUERA para bien de mis hermanos de raza, los israelitas, a quienes fue otorgada la adopción filial (ser hijos de Dios por adopción), y la gloria, y las 'alianzas', y la legislación que viene de arriba, y el culto, y las pro– mesas divinas, y los patriarcas, de los cuales proce– de, según la carne, CRISTO, que está por encima de todas las cosas, y es Dios bendito por los siglos» (Rm. 9, 1-5). Al hablar con calor sobre el tema, el Apóstol nos ha dejado unas cuantas observaciones y vaticinios, mezclados con un cierto desorden, propio de la es– pontaneidad epistolar. Pero todo gira en torno a esta doble afirmación: La reprobación de Israel, consecuencia de haber rechazado este pueblo al Mesías Jesús, ni ha abarcado a todos los israelitas, ni va a ser para siempre. -No ha abarcado a todos los israelitas: «Isaías ya clamaba en favor de Israel: 'Aunque los hijos de Israel fuesen numerosos como las arenas del mar, sólo una parte de ellos, un «resto», llegará a la salvación ... Si el Señor de los Ejércitos no nos de– jara descendencia, una semilla, quedaríamos sin ras– tro, como Sodoma, en la misma aniquilación de Go– morra' ... (Rm. 9, 25-29). «Hermanos: el anhelo de mi corazón, y mi ora– ción a Dios por ellos, es ¡que se' salven... ! - 112 -
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