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llUSEBIO GARCU DE PESQUEilA presagio con unas palabras que entrañan el misterio– so apunte de nueva y final misericordia: El Rechazado de ahora, por cuya ausencia va a conocer Israel la gran «desolación», no se va a man– tener para siempre apartado de su pueblo: VOLVE– RA... y su pueblo sabrá esta vez recibirle. « Ya no me veréis ... ; vuestra mansión quedará desierta ... «Hasta el día, en que ya sabréis decir: 'Bendito el que viene en nombre del Señor' ... ». La prematura desaparición de Jesús, al ser vio– lentamente rechazado por su pueblo, implicó también que Dios abandonara a Jerusalén y su Templo < 1 > caía sobre Israel y su tierm la «abominación de la deso– lación», ya de antiguo anunciada. Una abominación que sigue sin levantarse ... Hasta que El vuelva. Y su pueblo le reconozca. ·y este pueblo borre su rechazo de la primera vez, (1) í"iae te1·minante la predicción de Jesús pocos días antes de su muerte: «Como observaran algunos qzte el Templo estaba adornado de bellas piedras y ofrendas votivas, El les dijo: 'De todo esto que véis, días lfogarán en que no quede piedra sobre piedra... »Cuando veáis a Jerusalén asediada estrechamente por ejércitos, ,,flbed que está encima su desolación... Serán días de venganza, y se rumplirá todo cuanto está ya escrito ... Vendrá una gran calamidad sobre esta tierra, y la COLERA contTa este pueblo. Caerán a filo de espada; los arrastrarán cautivos a todas las naciones; y Jerusalén será ¡,isoteada por los gentiles hasta que se cumplan los tiempos de las ,w. ciones» (Le. 21, 5-6; 20-24). -100 -

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